Quedan sólo 23 habitantes | Usan linternas a pilas para alumbrarse. Sobreviven bajo condiciones de pobreza extrema en Riberalta. Choquehuanca se negó a apoyarles en su demanda de retornar a Pando; la ministra Prada respondió: “dejen de molestar, ando muy ocupada…”
A tan sólo 23 habitantes se ha reducido la población originaria de la nación Pacahuara, entre ellos 13 niños que aún conservan su lengua materna, sobreviviendo en condiciones de extrema pobreza en el municipio de Riberalta, donde ocupan parcelas agrícolas improductivas, sin luz ni agua potable. Alumbran sus noches con linternas a pilas, de industria china, compradas en el mercado de Riberalta.
“Quedamos los que usted ve, no es verdad que hay más de cien pacahuaras en Pando, sólo somos nosotros aquí en Riberalta y esperamos que el Censo del INE refleje con exactitud esta verdad estadística”, dice el presidente del pueblo Pacahuara, Raúl Chávez Yacu.
Los sobrevivientes de esta etnia en vías de extinción, todos pertenecientes al clan Yacu, se encuentran aglutinados en la comunidad de Puerto Tujuré, a 143 kilómetros al sur de Riberalta, alrededor de los últimos cuatro ancianos originarios que en 1968, siendo niños, fueron secuestrados por un misionero evangélico norteamericano y trasladados a la fuerza desde su bosque de Pando: Buca, Toi Guadalupe, Busi Pistia y Maro.
Hasta hace un año, el grupo se hallaba distribuido en las comunidades de Motacuzal, Cachuelita y Alto Ivon, además de Tujuré, dentro el territorio de la nación Chacobo a donde fueron relocalizados hace 57 años desde la provincia Federico Román, Pando, por un pastor evangelista de los Cuerpos de Paz, Gilbert Prost, quien intentó cristianizar a estos indígenas no contactados del norte amazónico de Bolivia buscando convertirles en agricultores y ganaderos, al estilo de los menonitas.
ÉXODOFORZADO DE LOS MÁS JÓVENES
Los pacahuaras resistieron la aculturización, a pesar de haberse mestizado con los chacobos, manteniendo su lengua originaria y su cultura bosquímana basada en la caza, la pesca y la recolección de castaña. Sin embargo, el agotamiento de las parcelas agrícolas y la disminución de las estradas castañeras en la zona han pauperizado al clan, por lo que tomaron la opción de concentrarse en Puerto Tujuré para constituirse en una Tierra Comunitaria de Origen (TCO), independiente de los chacobos, trámite que el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) les ha negado.
Sus líderes más jóvenes han tomado el camino del éxodo solitario. Raúl Chávez Yacu, presidente de la comunidad, hijo de Toi Guadalupe, se apresta a migrar hacia Cochabamba en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. Su primo Pãe Yacu, que logró formación académica, partió a El Sena, Pando, para trabajar en la zafra castañera. Otros miembros jóvenes del clan, de ambos sexos, deambulan en la ciudad de Riberalta buscando trabajo.
“Hemos sido totalmente abandonados por el Estado en este territorio que no es nuestro, hemos solicitado que nos instalen paneles solares para dotar de luz a mi pueblo, como hicieron en Alto Ivon, no tuvimos ninguna respuesta y seguimos a oscuras. No podemos seguir viviendo así, preferimos buscar otros horizontes para garantizar el futuro de nuestros hijos”, dice el joven cacique con el rostro entristecido por la impotencia. Raúl es padre del último niño pacahuara, nacido en 2022.
INDIFERENCIA DELIBERADA EN EL GOBIERNO
La mañana del 7 de abril de 2023, feriado de Viernes Santo, el director de Sol de Pando fue recibido por el Vicepresidente del Estado Plurinacional, David Choquehuanca, en su despacho de la calle Ayacucho, cuando este medio entregó al gobernante —en mano propia— un dossier sobre la investigación histórica y antropológica que hemos realizado sobre la problemática Pacahuara, incluyendo material fotográfico y videos.
Se explicó al Vicepresidente sobre el origen del drama pacahuara y la necesidad de restituir al clan Yacu a su bosque originario en la provincia Federico Román de Pando, ocupado actualmente por la empresa maderera Mabet, en cuya concesión forestal y castañera de 250.000 hectáreas el gobierno de Evo Morales, por acción del ministro Quintana, había impuesto un “recorte” con dotación de tierras en favor de migrantes del occidente boliviano —aimaras y quechuas electores del MAS— que se hicieron pasar por pacahuaras.
Choquehuanca se comprometió a “analizar” la cuestión, asegurando que daría respuesta escrita a nuestro informe; pero nunca lo hizo y dejó de atender nuestras llamadas.
Un par de meses antes del encuentro con el Vicepresidente, a pedido de los caciques pacahuaras la Dirección de Sol de Pando tomó contacto con la Ministra de la Presidencia, Marianela Prada, a quien se le pidió que pueda interceder ante el presidente Arce para atender el reclamo territorial de aquel pueblo indígena. Se le transmitió lo mismos informes que luego conoció Choquehuanca. Su respuesta, a través de un mensaje que nos envió el 8 de febrero, fue espantosamente arrogante: “Deja de molestar por favor, ando muy ocupada”.
Sol de Pando también intentó encaminar una gestión desde la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra (APMT), habiéndose tomado contacto con su directora ejecutiva Angélica Ponce Chambi, en mayo de 2023. Pese a que se declaró compadecida con el drama pacahuara, dicha funcionaria —cuyo despacho recibe sendos fondos financieros de la cooperación internacional a nombre de los pueblos indígenas— se burló constantemente del clan Yacu prometiendo visitar personalmente la comunidad de Puerto Tujuré, y nunca lo hizo, priorizando sus viajes a Europa propiciados por ONGs que la apadrinan.
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