La crisis económica y social que vive el país no es coyuntural ni exclusivamente fiscal, sino el resultado de una prolongada dependencia del modelo rentista basado en la explotación de recursos naturales, específicamente del gas, afirma el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), institución que plantea un debate para superarlo.

En su más reciente informe de políticas públicas, titulado Modelo rentista, crisis y pobreza multidimensional urbana en Bolivia, el CEDLA plantea que Bolivia ha vivido los últimos 20 años bajo un esquema económico centrado en la apropiación estatal de excedentes derivados del gas natural, sin traducirlos en un proceso sostenible de industrialización o diversificación productiva. Asimismo, señala que la llamada “nacionalización” de los hidrocarburos no rompió con la lógica extractiva, sino que la profundizó, consolidando un régimen de acumulación primario-exportador.

“La debacle fiscal, el endeudamiento creciente y la caída de las reservas internacionales no son accidentes, sino síntomas del agotamiento del ciclo rentista del gas, cuya renta se utilizó más para sostener el consumo y la clientela política, que para transformar la economía”, afirma.

¿A quién ha beneficiado este modelo? El CEDLA argumenta que el rentismo ha perpetuado desigualdades estructurales y debilitado el aparato productivo nacional, beneficiando principalmente a sectores con acceso privilegiado a los recursos del Estado, entre ellos élites económicas, grupos sindicales corporativos y redes informales de poder.

En cuanto a lo laboral, señala que el empleo generado por el rentismo fue mayoritariamente precario, informal o basado en subsidios, sin impactos sostenibles en la reducción de la pobreza estructural.

En su informe, el CEDLA alerta que el país se encuentra ante el fin del ciclo del gas, con reservas hidrocarburíferas en declive, contratos de exportación en retirada y una economía interna cada vez más expuesta al déficit energético y fiscal. Frente a este escenario, plantea la necesidad de abrir un debate serio y profundo sobre la superación del rentismo y la construcción de un modelo económico basado en producción, empleo digno y sostenibilidad social y ambiental.

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