Oposición denuncia “muerte de la democracia” tras reforma constitucional impulsada por el oficialismo

La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó este jueves una reforma constitucional que habilita la reelección presidencial indefinida, permitiendo que Nayib Bukele pueda postularse para un tercer mandato consecutivo. Con 57 votos a favor y 3 en contra, el oficialismo logró el respaldo necesario para eliminar cualquier restricción a la postulación continua al Ejecutivo.

Además, se amplió el mandato presidencial de cinco a seis años, y se estableció que la ciudadanía podrá decidir al inicio y mitad del periodo presidencial si otorga el control legislativo al Ejecutivo, en una movida que centraliza aún más el poder en manos del gobierno.

Para unificar los ciclos electorales, los diputados decidieron acortar el actual mandato de Bukele, que debía finalizar en 2029, para que concluya en 2027, año en que se renovarán Presidencia y Asamblea simultáneamente.

También se eliminó la segunda vuelta electoral, permitiendo que una fórmula gane con simple mayoría, sin necesidad de superar el 50 % de los votos válidos.

Desde el oficialismo, el presidente del Legislativo, Ernesto Castro, defendió las reformas asegurando que “el poder reside en el pueblo”.

Pero la medida fue duramente rechazada por la oposición, que calificó la jornada como el fin de la democracia. La diputada Marcela Villatoro, del partido Arena, sostuvo que la reforma busca consolidar una dictadura. Manuel Flores, del FMLN, dijo que el oficialismo actúa por “miedo a perder” las elecciones y ante el creciente repudio popular. La diputada Claudia Ortiz, del partido Vamos, señaló que estas reformas buscan que el partido de gobierno “se quede con el poder para siempre”.

La ONG Acción Ciudadana también rechazó las reformas, advirtiendo que la vía electoral ya no garantiza la alternancia democrática.

Hasta el momento, Bukele no se ha pronunciado oficialmente sobre si buscará el tercer mandato, aunque en 2024 había declarado que no lo haría por respeto a la Constitución y a un acuerdo con su esposa. La decisión ahora está en manos del presidente, pero la puerta al continuismo ya está abierta.