La escasez de diésel en Bolivia continúa generando consecuencias críticas para el transporte y la economía. El secretario de Conflictos de la Confederación de Choferes de Bolivia, Sandro Araya, denunció que al menos 12 transportistas asalariados han fallecido este año mientras esperaban varios días en puertos y fronteras de países vecinos para cargar combustible. “Este gobierno se está cargando más de muertos por hacer fila para cargar diésel”, afirmó.

Araya explicó que los conductores, en su mayoría con problemas de salud como hipertensión o diabetes, enfrentan condiciones extremas durante las largas esperas, sin una alimentación adecuada ni condiciones básicas. El dirigente lamentó que sus reclamos hayan sido ignorados desde el inicio de la crisis: “Nos han tratado como si los choferes asalariados fuéramos la última lacra, cuando en realidad movemos la economía del país”.

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El sector anunció que evalúa iniciar acciones legales contra las autoridades por los fallecimientos y anticipó que presentará demandas con el próximo gobierno. Los transportistas también advierten que la falta de divisas y la imposibilidad de pagar a las navieras impiden la llegada regular de carburantes, paralizando el transporte de insumos y productos estratégicos para el abastecimiento del país.