La segunda vuelta enfrenta a Rodrigo Paz y Jorge “Tuto” Quiroga en un contexto político marcado por la fragmentación del MAS y la redefinición de alianzas
Por primera vez en casi 20 años, la polarización electoral en Bolivia no enfrenta a la izquierda contra la derecha, sino que se desarrolla dentro del espacio del centro y la derecha, tras el colapso electoral del Movimiento Al Socialismo (MAS), que apenas alcanzó el 3,17% de los votos en la primera vuelta.
Los contendientes de esta histórica segunda vuelta son Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge “Tuto” Quiroga, de la alianza Libertad y Democracia (Libre). Aunque comparten una visión ideológica opositora al MAS, su confrontación se ha centrado en la identidad, la emoción y la estrategia electoral más que en diferencias programáticas profundas.
Según la Ley 026 de Régimen Electoral, la Presidencia se definirá para el candidato que obtenga más del 50% de los votos válidos o al menos 40% con una diferencia mínima de 10% respecto al segundo lugar. En agosto, Paz logró el 32,06% y Quiroga el 26,7%, posicionándose ambos para disputar la jefatura del Estado.
Polarización estratégica
Especialistas coinciden en que la polarización no refleja un enfrentamiento ideológico tradicional. La politóloga María Teresa Zegada explica que los programas de gobierno de ambos candidatos son bastante similares y que las diferencias reales son mínimas. Sin embargo, la alta competencia y la necesidad de diferenciarse ante un electorado desencantado ha llevado a ambos a construir una identidad adversaria.
Los ejes que han marcado la confrontación incluyen acusaciones de racismo y señalamientos de corrupción, usados estratégicamente para movilizar al electorado. En este marco, se enmarcan los tuits controvertidos de Juan Pablo Velasco, candidato a vicepresidente de Quiroga, y las denuncias de irregularidades durante la gestión de Paz como alcalde de Tarija.
Ausencia de la izquierda
El abogado y analista Paul Coca destaca que la ausencia del MAS ha generado un vacío político que no eliminó la polarización, sino que la trasladó hacia los candidatos de centro y derecha. La militancia histórica de izquierda se encuentra dispersa y sin un liderazgo claro, mientras el PDC de Paz ha captado buena parte de ese voto popular, y Quiroga ha recibido apoyo de sectores conservadores y empresariales.
El consultor político Manuel Mercado agrega que las tensiones políticas actuales no se explican únicamente por ideologías, sino por identidades regionales, desconfianza institucional y clivajes sociales profundos. Así, la figura de Evo Morales y la memoria política del MAS siguen influyendo en la distribución del voto, incluso en su ausencia directa en el balotaje.
Electorado en movimiento
El respaldo de Samuel Doria Medina a Paz tras la primera vuelta ejemplifica cómo los apoyos se mueven más por oposición al MAS que por afinidad programática. Analistas señalan que los votantes se definen más por rechazo a ciertos actores que por convicciones ideológicas, lo que ha reconfigurado alianzas y antiguos lealtades políticas.
El ganador de esta contienda asumirá la Presidencia el 8 de noviembre, en un proceso de transición que el presidente Luis Arce ha calificado como democrático y pacífico, enfrentando el desafío de consolidar su gestión mediante alianzas de gobernabilidad en un país aún fragmentado políticamente.
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