En una conferencia de prensa realizada a las 9:15 am en la Casa Grande del Pueblo, el presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, junto al ministro de Economía, José Gabriel Espinoza, anunciaron una reforma tributaria destinada a desmantelar lo que denominaron el «estado tranca».

La medida central es la abrogación inmediata de cuatro impuestos que, según las autoridades, han actuado como un freno para la inversión privada: el Impuesto a las Grandes Fortunas, el Impuesto a las Transferencias Financieras, el Impuesto al Juego y el Impuesto a las Promociones Empresariales. Las autoridades confirmaron el envío urgente de tres leyes al Parlamento para oficializar esta decisión.

El ministro Espinoza detalló que, aunque estos tributos representan menos del 1% de la recaudación fiscal total, su impacto negativo ha sido desproporcionado. El caso más crítico señalado durante la conferencia fue el del Impuesto a las Grandes Fortunas, el cual no solo genera ingresos insuficientes para cubrir sus propios costos administrativos, sino que provocó una fuga masiva de capitales.

Se estima que más de 2.000 millones de dólares salieron de Bolivia hacia mercados más competitivos como Paraguay debido a esta carga impositiva. La eliminación de estos gravámenes busca revertir este flujo y repatriar esos capitales para oxigenar la economía nacional.

El presidente Paz enfatizó que esta decisión es el primer paso de una reforma estructural del sistema impositivo. El objetivo es brindar certidumbre jurídica y eliminar las contradicciones que ahuyentan a los inversores. Al suprimir estas barreras burocráticas y fiscales, el Gobierno apuesta por una mejora inmediata en el clima de negocios que, sumada a las nuevas garantías legales, permitirá que los dólares vuelvan a circular en el mercado interno, estabilizando así la economía y fomentando el retorno de la inversión extranjera.