Por: Ricardo V. Paz Ballivián

Entre el miércoles 14 de mayo y el lunes 19 de mayo de 2025, está prevista la inscripción de candidaturas a presidente (a), vicepresidente(a), senadores(as) y diputados(as) de las Organizaciones Políticas y/o Alianzas y la presentación de documentos habilitantes, ante el Tribunal Supremo Electoral.

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Las precandidatas y los precandidatos están hechos una bola de nervios. Desde precandidatos a la presidencia que aún no consiguen una sigla para presentarse, hasta precandidatas y precandidatos a senadores(as) y diputados(as), que extreman recursos de todo tipo para conseguir la ansiada inclusión en la “franja de seguridad”, están en una actividad frenética de reuniones, conciliábulos, acuerdos, pactos de sangre, vetos y ajustes de cuentas, que van a concluir a las 24hrs del próximo lunes 19 de mayo.

Es el ejercicio de “la política” en su versión más terrenal, cruda y pragmática. Como en Bolivia no rige la ley, ni la institucionalidad en ninguna parte, menos al interior de las Organizaciones Políticas, esta es la época del poder omnímodo de los “reyes chiquitos”, de los “dueños” de la firma para inscribir candidatas y candidatos. Los “jefes” decidirán, sin procesos internos de selección democrática y menos meritocrática, a los candidatos y a las candidatas.

En muchas de las organizaciones, se producirá una lucha encarnizada por un lugar en la lista, muy parecida a la que relató Augusto Céspedes en su hermoso cuento titulado “El pozo”, parte de sus “Crónicas heroicas de una guerra estúpida”. Allí se relata como soldados bolivianos y paraguayos se desangraron por la conquista de un pozo de agua, que a la postre estaba más seco que el desierto de Atacama. Así es, muchas y muchos dejarán todas sus fuerzas en un campo de batalla, que al final no tendrá el premio anhelado. Pero así entienden algunos y algunas la política: todo vale para conseguir un lugar en la franja … que se presume “de seguridad”, pero que la mayoría de las veces resulta pura ilusión.

Algunos ingenuos, me incluyo en primera línea, creímos por un momento, que, dado que estamos viviendo un fin de ciclo político, la política boliviana en su representación democrática iba a renovarse y plantear rostros nuevos, ideas y prácticas nuevas, es decir que se iba a producir la ansiada renovación generacional, que tanto demanda la ciudadanía. No, no ha sucedido aquello y me temo que este asunto crucial está siendo aprovechado muy bien por el neopopulismo autoritario.

Andrónico Rodríguez se presenta como la renovación de la política boliviana y al frente, como confirmando aquello, se le oponen figuras tradicionales que están actuando desde hace más de tres décadas en el ámbito público. Si hasta el 19 de mayo próximo se confirma que ninguna de las fuerzas democráticas ha dado una señal potente de renovación, quedará claro que nuestros liderazgos están anclados en el personalismo egoísta y carecen, no digamos ya de visión estratégica, sería mucho pedir, sino de simple sentido común.

Ahora, antes de proseguir y vacunándome ante los previsibles ataques que recibiré por la sentencia anterior, debo manifestar, sin posibilidad de equívoco, que NO es lo que deseo. Yo quisiera que, a pesar de los errores, desaciertos y evidente egolatría de nuestros líderes democráticos, la gente, los electores y electoras, la ciudadanía, se decante a favor de alguno de ellos. Deseo con todas mis fuerzas y mi corazón que NO voten por Andrónico Rodríguez, que no se dejen embaucar, que no volvamos a ser víctimas de un gran fraude colectivo. Creo que, a pesar de todo, es mejor tener al mando de la República un líder democrático imperfecto, que un nuevo tirano, aunque venga vestido con traje nuevo y cara de adolescente.

Pero volvamos al motivo de la presente reflexión. Las próximas horas y días serán, para muchas y muchos, un verdadero suplicio, un calvario, hasta saber si fueron o no fueron considerados o consideradas en las listas. Se romperán amistades de años, se cometerán injusticias de diversos tamaños y formas, se incumplirán promesas, se cometerán traiciones y deslealtades varias, en fin, “la política” en todo su esplendor.

Por mi primera vez en 47 años (estuve involucrado en política activa, especialmente en épocas electorales desde 1978), miraré de palco este proceso. No estaré para, en la medida de mis modestas posibilidades, tratar de contribuir en algo a paliar las malas prácticas, a porfiar en introducir algo de institucionalidad en los procesos de selección de candidatas y candidatos, a aconsejar a los líderes que postulen a personas en base a su capacidad, idoneidad y mérito, a promover con ahínco a jóvenes y sobre todo mujeres en lugares con posibilidades.

En base a toda esa experiencia, me animo a decirles a los nerviosos competidores y a las estresadas competidoras, sobre todo a quiénes queden al margen de la carrera y no alcancen su objetivo de llegar a la “franja”, que no se amilanen, que el 19 de mayo se cumple una etapa, pero que allí no se acaba nada … quién sabe el gran favor que les regalan al dejarles a un lado.

***Fe de erratas: El Pozo es un cuento que figura en «Sangre de Mestizos», no en «Crónicas heroicas de una guerra estúpida» como equivocadamente dice el artículo. Mil disculpas por confiar en mi memoria averiada …

El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Encontrados con Gonzalo Rivera