Desde las redes sociales, las dudas no cesan y los internautas se preguntan, ¿Andrónico no quiere debatir o no puede? ¿Es timidez política, miedo escénico o falta de propuestas? Mientras las preguntas crecen el candidato sufre estrepitosas caídas en las encuestas que lo ubican por debajo de las figuras de Samuel, Tuto y Reyes Villa, quienes sí aceptaron debatir ideas de cara al país.

Promete renovar la política, pero sigue los viejos manuales del MAS. Andrónico Rodríguez, actual presidente del Senado y candidato presidencial por la Alianza Popular, ha convertido la inasistencia a los debates en su marca personal de campaña. Así como Evo Morales esquivaba micrófonos y atriles con el argumento de que “solo debatía con el pueblo”, Andrónico repite la fórmula, pero sin el carisma ni la contundencia de su mentor.
Su silencio en los debates, ya sea calculado o vacío de ideas, empieza a pesar. Rodríguez no acudió a los recientes debates presidenciales organizados por la Red Uno y Unitel, ni a los foros de la CAO o la CAINCO. Esta conducta no es nueva y se remonta al 2020 cuando tampoco respondió al desafío público del entonces candidato vicepresidencial, Marco Antonio Pumari.

Como presidente del Senado, no acudió a los recientes llamados al debate hecho por los senadores, Rodrigo Paz y Andrea Barrientos, para que explique su plan de gobierno. Así, Andrónico ha cultivado la ausencia con la misma paciencia con la que cultivan coca en el Chapare.
En lugar de confrontar ideas, Rodríguez prefiere entrevistas grabadas con días de anticipación como la que Red Uno difundió antes del reciente debate de Unitel al que confirmó su asistencia junto a Samuel Doria Medina, Jorge Tuto Quiroga y Manfred Reyes Villa. En la aparición pregrabada del canal naranja, Rodríguez intentó justificar su evasión y afirmó que “es más de escuchar y menos de hablar”. Una frase que, en pleno proceso electoral, suena más a excusa que a estrategia.

A fines de junio, su equipo de comunicación aseguró que Andrónico está listo para debatir, una promesa que cayó en saco roto hasta la fecha. El mes pasado, desmintieron un comunicado falso que circuló en redes sociales donde se afirmaba que Rodríguez no participaría en debates por considerarlos “armados”. A pesar del desmentido, los hechos muestran lo contrario, Rodríguez ha brillado por su ausencia una y otra vez.
Una de las ausencias más llamativas fue la del foro agropecuario de la CAO. Su silla vacía dejó más dudas que certezas. Más tarde, justificó su inasistencia por una “cuestión de agenda y tiempo”. Mientras tanto, sus adversarios políticos aprovechan cada atril libre para preguntarse si Andrónico teme al debate o simplemente no tiene un plan que defender.

La expresidenta Jeanine Áñez fue una de las más críticas y calificó la ausencia de Rodríguez como “una estrategia desleal con la democracia”. Además, aseguró que su silencio busca evitar revelar sus verdaderas intenciones como continuar el modelo político del masismo y que esconde la vieja política bajo una máscara juvenil.
Desde las redes sociales, las dudas no cesan y los internautas se preguntan, ¿Andrónico no quiere debatir o no puede? ¿Es timidez política, miedo escénico o falta de propuestas? Mientras las preguntas crecen el candidato sufre estrepitosas caídas en las encuestas que lo ubican por debajo de las figuras de Samuel, Tuto y Reyes Villa, quienes sí aceptaron debatir ideas de cara al país.
Las comparaciones con Evo Morales son inevitables. El líder histórico del MAS no participa en un debate presidencial desde 2005, cuando aún era opositor. Ya en el poder, Morales esquivó todos los escenarios de discusión bajo el argumento de que “los debates son una pérdida de tiempo”. Andrónico parece seguir el mismo libreto, pero sin el respaldo popular que Evo tenía en sus mejores años.
En 2014, Doria Medina acusó a Evo de “tener miedo al debate por autoritario”, y Tuto Quiroga lo llamó “mentiroso” incapaz de defenderse frente a escándalos de corrupción y narcotráfico. Hoy, esas mismas críticas rondan sobre Rodríguez.

Renovarse no es repetir el pasado con otro rostro. Hasta ahora, Andrónico no ha demostrado ser una alternativa al viejo MAS, sino su eco silencioso. Mientras él evita el cara a cara con sus contrincantes electorales, los bolivianos esperan respuestas, pero el silencio en los debates, por ahora, es su única propuesta.

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