En medio de la crisis que atraviesa Bolivia, el presidente Luis Arce afirmó: “Nuestro trabajo está enfocado en llegar al Bicentenario de la Patria superando las dificultades que hoy enfrentamos, protegiendo la estabilidad económica, social y política como patrimonio del pueblo boliviano”

Así lo hizo conocer, la noche del jueves, a través de su cuenta en Facebook, en la que informó de 100.000 familias beneficiadas por créditos de vivienda social. 

En otra publicación realizada en la misma plataforma, Arce indicó que recibió de los representantes de las provincias de La Paz “un gran número de proyectos de desarrollo en beneficio de la región, pese a un contexto internacional adverso y el boicot interno a la economía boliviana”.

Además, en la inauguración de un encuentro de economistas de Bolivia, Arce pidió proponer soluciones para contribuir al bienestar y desarrollo sostenible del país, según la estatal Abi.

Tras ese pedido, el expresidente Evo Morales consideró que el presidente Arce “no sabe qué hacer ante la crisis” y que por eso “pide a economistas que le ayuden con soluciones”.

“¡No es solo la economía presidente, entiéndalo de una vez! No se puede gobernar de espaldas al pueblo y mucho menos tratando de dividirlo y proscribirlo, para dar rienda suelta a las ambiciones y la corrupción que caracteriza al actual gobierno. Se gobierna pensando primero en la gente y no como lo viene haciendo”, afirmó Morales.

La diputada opositora Luisa Nayar, por su parte, dijo: “Este señor, que ocupa la presidencia del Estado por una infausta casualidad del destino, supera todos los límites de la imaginación en materia de incapacidad e inutilidad”.

“Estamos con el barco a pique y un capitán que se esconde acurrucado en un rincón, lloriqueando y pidiendo a los pasajeros que hagan algo. ¡Qué horror!”, señaló Nayar.

Mientras, el expresidente Jorge Tuto Quiroga sostuvo que, “después de 19 años de destrucción económica, sólo queda un camino: que el 2025 se vaya la yunta saqueadora Evo/Arce que pulverizó Bolivia durante casi dos décadas”.

Fuente: El Deber