En su última participación internacional como jefe de Estado, Bolivia defendió en la ONU al presidente venezolano Nicolás Maduro, cuya legitimidad ha sido desconocida por la Unión Europea y la mayoría de países de América Latina. “Emplean el pretexto del narcotráfico para atacar militarmente embarcaciones civiles, pesqueras de países en la que el gobierno goza de gran respaldo popular”, afirmó Luis Arce, en alusión a la tensión entre Venezuela y Estados Unidos.
Durante el foro “En defensa de la democracia: luchando contra el extremismo”, Arce expuso la existencia de dos modelos: la democracia liberal, que calificó como dominada por la burguesía, y la democracia participativa, que en su criterio garantiza soberanía y protege los recursos naturales. Bajo este marco, justificó el respaldo a Maduro y cuestionó las críticas internacionales contra su gobierno, al que señaló como víctima de un ataque sistemático.
En paralelo, el mandatario también intervino en la cumbre climática y en la reunión de los Países en Desarrollo sin Litoral, donde reiteró la demanda boliviana de condiciones justas de acceso al mar. Sin embargo, su defensa pública de Venezuela se convirtió en el punto central de su discurso en la ONU, reafirmando la línea diplomática del MAS y diferenciando a Bolivia como el único país sudamericano que sigue reconociendo a Maduro.
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