El cambio climático se ha consolidado como la principal preocupación para los productores de soya en Sudamérica. Sequías prolongadas, plagas resistentes y malezas cada vez más difíciles de controlar han generado un escenario complejo que requiere respuestas urgentes. Así lo plantearon expertos y agricultores en el VI Congreso Internacional de la Soya, organizado en Santa Cruz por Anapo, donde quedó en evidencia que la sostenibilidad y la biotecnología son claves para enfrentar los retos actuales. La tecnología HB4, ya aprobada en Bolivia en noviembre de 2024, aparece como una herramienta fundamental para garantizar la producción en suelos que sufren estrés hídrico.

Jaime Hernández, gerente general de Anapo, explicó que este congreso permitió “evidenciar lo que los agricultores necesitan para aumentar su producción con un enfoque de sostenibilidad”, destacando que la biotecnología se presenta como un pilar en este camino. Por su parte, Martín Mariani Ventura, de la empresa argentina Bioceres, indicó que “hoy, la principal preocupación es la sequía, es decir, las condiciones de cambio climático. Más del 30% de los agricultores tiene esta como su principal preocupación”. El especialista añadió que, además de la falta de agua, los problemas bióticos como malezas, plagas y enfermedades como la roya demandan soluciones químicas y genéticas que reduzcan el impacto ambiental.

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La sequía ha golpeado con fuerza a la producción en Santa Cruz y en países vecinos. Estela Ojeda, del Instituto de Biotecnología Agrícola de Paraguay, recordó que las altas temperaturas de 2021 y 2022 causaron pérdidas millonarias en su país, donde “las malezas resistentes al glifosato se volvieron una amenaza” por el uso excesivo y poco diversificado de agroquímicos. En Bolivia, Juan Pablo Rodríguez, de Agripac, alertó que el rendimiento del grano es de apenas 2,2 toneladas por hectárea, frente a las 3,5 de Brasil, lo que evidencia la necesidad de mejorar fertilización, control de plagas y protección del cultivo.

Los avances tecnológicos fueron un eje central en el evento. Jovanna Vargas, investigadora boliviana, detalló que el país tiene registradas cerca de 40 plagas que afectan a la soya, de las cuales algunas como el ácaro verde, los tisanópteros y el “pegador de hoja” se han vuelto resistentes a los productos más usados. Su recomendación es “conocer bien a la plaga y saber utilizar los productos, haciendo rotación de mecanismos de acción” para evitar resistencias. En paralelo, se destacaron las ventajas de la HB4, que combina tolerancia a la sequía con resistencia a herbicidas como el glufosinato, lo que reduce el uso de agroquímicos y agua en el proceso productivo.

Anapo anunció que en la campaña de verano 2025-2026 comenzará la validación de semillas de soya HB4 en tres localidades del país, con miras a su producción comercial en 2026-2027. La meta es contar con variedades que se adapten a distintos tipos de suelo, fijando más carbono, utilizando mejor cada milímetro de agua y garantizando mayor rendimiento con menor impacto ambiental. “Vamos a comenzar a introducir líneas de soya con HB4 para que podamos identificar cuáles se adaptan mejor a nuestras condiciones de suelo y ambiente”, afirmó Hernández. El congreso, que reunió a más de 700 participantes, reflejó que la ciencia, la innovación genética y el manejo sostenible de cultivos son el camino inevitable para enfrentar el cambio climático y mantener la competitividad de la soya en Bolivia y la región.