“Si seguimos importando combustibles caros con dólares que no tenemos, el verdadero barril que puede explotar no es el de petróleo, sino el fiscal”, advirtió el economista Gonzalo Chávez

El conflicto en Medio Oriente entre Irán, Israel y Estados Unidos puede parecer lejano, pero sus impactos ya se sienten en la economía boliviana, según el punto de vista del economista Gonzalo Chávez, quien advirtió que la posible alza del petróleo internacional presiona al modelo de subsidios vigente en el país.

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“Si seguimos importando combustibles caros con dólares que no tenemos, el verdadero barril que puede explotar no es el de petróleo, sino el fiscal”, advirtió el economista en su análisis sobre la situación generada por el conflicto bélico que se acentuó en los últimos días tras los ataques de EEUU a bases de desarrollo nuclear de Irán.

Según el Presupuesto General del Estado 2025, se proyecta un precio promedio del petróleo de 75,3 dólares el barril y si el precio real supera ese cálculo, de acuerdo con el economista, el Estado deberá asumir un gasto aún mayor del previsto.

Pero si el precio baja -como ocurrió tras el ataque iraní a una base de EEUU, cuando el WTI cayó a 69 dólares y el Brent a 72-, el alivio puede ser solo temporal en un contexto volátil que viene siendo advertido en el mercado internacional.Chávez recordó que, en Bolivia, los combustibles se venden a precios artificialmente bajos gracias al subsidio estatal, es decir, el Estado paga la diferencia entre lo que cuesta en el mercado internacional y lo que se cobra aquí, cobertura que recae directamente sobre las finanzas públicas.

De acuerdo con el economista, la situación es más grave porque el país importa la mayoría de sus combustibles, ya que solo en el 2024 se contemplan cerca de $us 3.000 millones en lo que respecta a diésel y gasolina. Además, advirtió que s se espera que en 2025 esta cifra sea mayor, más aún si el crudo sigue subiendo debido a las tensiones geopolíticas.“Hemos perdido las reservas internacionales y el Gobierno está raspando la olla. Cada barril que importamos nos deja más endeudados, con menos espacio fiscal”, apuntó el analista este lunes, al resaltar que el modelo actual no solo es costoso, sino insostenible en el largo plazo.

Asimismo, la esperanza de que el gas natural pueda equilibrar la balanza es limitada, ya que no hay un negocio con Argentina (que ya produce su propio hidrocarburo) y en el caso de Brasil hay una tendencia a la baja, dejando cerca de $us 1.600 millones de exportaciones al año, lo que implica que los ingresos por gas son menores al gasto que significan los combustibles.

Mientras el conflicto en Medio Oriente continúa y el mercado del petróleo refleja incertidumbre, Chávez resaltó que Bolivia necesita mirar más allá de las coyunturas externas y repensar su estructura energética y fiscal, ya que el peligro más cercano no es geopolítico, sino económico.

“La subida del petróleo no es algo lejano, sino que llega a la economía y a tu bolsillo. Si no cambiamos las reglas de juego, vamos a terminar pagando una factura que ya no podemos cubrir con nuestros ingresos”, concluyó.

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