Evo Morales señaló que la movilización -que busca llegar a la urbe paceña- es pacífica y que existen órdenes del Gobierno de intervenir el recorrido, tema que fue negado desde el Ejecutivo nacional
Concluyó la primera jornada de la marcha evista que se dirige a La Paz, teniendo como aspectos más reseñables más de veinte heridos que fueron reportados por el Ministerio de Salud y un ‘desfile’ de autoridades del Ejecutivo que manejan la línea discursiva de “golpe de Estado”, apuntando al máximo dirigente del masismo, Juan Evo Morales.
La marcha partió en horas de la mañana desde Caracollo (Oruro) con dirección a La Paz y teniendo su punto más álgido en plena carretera, en la zona de Vila Vila, donde autoconvocados afines al arcismo instalaron una vigilia y un bloqueo para impedir el paso de los marchistas; sin embargo, estos lograron rebasar el piquete y en medio de un enfrentamiento lograron continuar su recorrido, de acuerdo con la información recogida por UNITEL desde el lugar.
Cerca de las 20:15, la Defensoría del Pueblo reportó que “14 personas heridas que fueron atendidas en primera instancia en el Centro de Salud municipal de Vila Vila y que posteriormente fueron derivados a otros centros de salud.
Además, el informe defensorial refleja que también se advirtió la obstaculización al trabajo de la prensa, intimidación y agresiones físicas a periodistas, al igual del reporte de dos parlamentarios de línea evista que también fueron atacados.
Cerca de las 21:30 la ministra de Salud, María Reneé Castro señaló que sumaban 26 los heridos, con diferentes patologías como fracturas en el codo, costillas, heridas cortantes, golpes en la nariz y cabeza, entre otras.
Según la postura del evismo, la marcha busca denunciar al gobierno de Arce, al que acusan de usar los poderes Judicial y Electoral para frenar la candidatura de Morales para las elecciones de agosto de 2025. También critican la crisis económica que se manifiesta en la escasez de dólares y combustibles.
Por su parte, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, manifestó que tres efectivos policiales fueron brutalmente heridos y responsabilizó por esta situación a Evo Morales de ser el promotor de lo calificó como “marcha de la muerte”.
“Quienes intentaron realizar acciones golpistas en estos últimos años ahora se encuentran tras las rejas y no dudaremos en usar todos los elementos legales que tenemos como Estado en nuestro país para actuar. Asimismo, al mundo entero le informamos que, el señor Morales paso de ser una víctima del golpismo a ser un golpista confeso”, sostuvo el ministro.
El vaivén de acusaciones
Morales fue uno de los responsables de calentar el ambiente de la marcha al denunciar que hay una orden del Gobierno de impedir que la marcha pueda cumplir con su recorrido hacia La Paz y responsabilizando a las autoridades nacionales de cualquier cosa que pueda pasar,
“Lamentablemente nos abandonó el presidente y vicepresidente (Luis Arce y David Choquehuanca), nos traicionaron; de paso, mala gestión y corrupción. Si el primer y segundo hombre abandonan al pueblo, está el tercer hombre del Estado, el hermano Andrónico Rodríguez, con nosotros”, fue otra de las frases con las que Morales caldeó el ambiente político.
Fue a partir de esto que figuras como el ministro de Gobierno rechazó las versiones de Morales y sostuvo que las Fuerzas Armadas están abocadas a atender incendios, acusando a Evo de querer generar también un descontento en las Fuerzas Armadas y quiere también ahí envenenar la mente de la población.
Mientras que la canciller Celinda Sosa también emitió un mensaje: “Denunciamos ante la comunidad internacional que un nuevo golpe de Estado se está gestando en el Estado Plurinacional de Bolivia, dirigido por el expresidente Evo Morales, con el propósito de acortar el mandato del presidente Luis Arce y habilitarse una vez más como candidato, pese a que la Constitución Política del Estado se lo prohíbe”.
Es así que concluye el primer día de marcha, con los movilizados pernotando en Panduro y con la vista puesta en la sede de Gobierno, en medio del rechazo del Gobierno que cuestiona la movilización, pero que no la interviene sin un diálogo a la vista.
UNITEL
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