En 2024, Santa Cruz produjo apenas 8.216 toneladas de GLP, frente a las más de 43.000 generadas en 2016. La falta de inversiones, el agotamiento de campos y una demanda insatisfecha han disparado las filas y un alza en el precio del producto
Los datos son lapidarios. La producción de Gas Licuado de Petróleo (GLP) en Santa Cruz cayó un 80% en los últimos ocho años. De acuerdo con datos oficiales del Instituto Cruceño de Estadística (ICE), en 2024 la producción anual apenas alcanzó las 8.216 toneladas métricas (TM), frente a las 43.064 TM generadas en 2016.
El desplome es sostenido. Desde 2018, cuando la producción superaba las 26.000 toneladas, el volumen comenzó a descender cada año hasta llegar a los niveles actuales. Esta tendencia refleja el agotamiento de campos clave y la falta de nuevas inversiones en infraestructura de procesamiento.
La caída se siente en los hogares del departamento. En los últimos días registraron largas filas en las diferentes agencias de distribución de GLP de la ciudad. Algunas personas llegan de madrugada; otros tardan hasta tres días en comprar un cilindro con este producto.
El abastecimiento irregular, ha hecho que surja un precio paralelo por cada garrafa que varía, según la zona entre Bs 35 y Bs 50, como pudo corroborar EL DEBER.
En la urbe conseguir una garrafa de gas se ha convertido en una odisea diaria. Desde barrios como el Plan 3.000 y la Villa Primero de Mayo, decenas de vecinos se movilizan en toritos hacia la avenida Santos Dumont, entre sexto y séptimo anillo. Allí, al amanecer, comienza el ritual: una fila interminable de personas exhaustas y cilindros desgastados que se extiende por varias cuadras.
Campos
Actualmente, solo dos campos continúan generando GLP en el departamento, ambos ubicados en la provincia Cordillera: Río Grande y Los Sauces Sur. El primero aportó 7.365,5 TM en 2024, mientras que el segundo registró apenas 851 TM. Es decir, el 100% del GLP cruceño proviene ahora de una sola provincia.
En contraste, hace pocos años Santa Cruz contaba con al menos seis campos productores, incluyendo Caranda (Ichilo), Colpa (Sara), La Peña (Andrés Ibáñez) y Los Sauces (también en Andrés Ibáñez), todos ya inactivos desde al menos 2020.
Año tras año, la curva en la producción del carburante ha sido descendente. Tras un pico de 43.064 TM en 2016, la producción bajó a 39.023 TM en 2017 (-9,4%) y luego a 34.662 TM en 2018 (-11,2%). Desde entonces, la caída fue constante.
Nuevo modelo
Desde la Gobernación de Santa Cruz, el diagnóstico es claro: el modelo hidrocarburífero colapsó. “Ya no es solo falta de combustibles líquidos. Ahora se suma el GLP, y lo más grave es que el problema es estructural. El modelo fracasó, y no hay boliviano que no lo sepa”, señaló Eduardo Ibáñez, secretario de Hidrocarburos, Minas y Energías de la Gobernación de Santa Cruz, en entrevista con el programa Dinero 360 de EL DEBER Radio.
El secretario departamental fue más allá y cuestionó el “Government Take”, es decir, la tajada que se lleva el Estado de la renta petrolera. Según Ibáñez, hoy representa más del 50% entre regalías, IDH, impuestos y participación de YPFB en contratos de servicios.
“El privado asume todo el riesgo, pero el Estado, además de cobrar todos los impuestos, se queda con parte de la utilidad. Así no hay incentivo para invertir. Si vamos a discutir el Government Take, empecemos por reducir la participación de YPFB”, sostuvo.
Además, señaló que las condiciones actuales ahuyentan la inversión. “Hoy no hay megacampos nuevos porque no es atractivo. Tenemos potencial, pero no hay reglas claras ni condiciones comerciales viables”, agregó.
Ibáñez también alertó sobre el impacto fiscal de esta crisis. En tres años, Santa Cruz pasó de recibir Bs 1.100 millones en regalías a una proyección de Bs 730 millones para 2025, aunque la Gobernación estima que apenas se ejecutarán Bs 550 millones.
En cuanto a la producción de GLP, Ibáñez explicó que la planta separadora de líquidos de Río Grande, ubicada en Santa Cruz, funciona a su capacidad máxima, pero que la planta del Gran Chaco está subutilizada por la drástica caída de exportaciones a Argentina.
“Pasamos de enviar 20 millones de metros cúbicos por día (MMmcd) a solo 2 o 3. Como no hay flujo suficiente, la planta no puede operar como fue diseñada. Eso afecta directamente la producción de GLP, y ya no exportamos ni a Paraguay ni a Perú como antes”, apuntó la autoridad.
YPFB descarta crisis
En medio de las filas por escasez de gas licuado de petróleo (GLP) y la proliferación de filas en distintos puntos de Santa Cruz, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) salió a aclarar que el abastecimiento del producto está garantizado en el departamento.
Luis Reque Terán de la Vega, jefe de la Unidad Distrital Comercial Oriente de la estatal petrolera, aseguró este miércoles en conferencia de prensa que las plantas Palmasola I y II operan con normalidad y distribuyen más de 35.000 garrafas al día, cifra que incluso puede incrementarse ante una eventual sobredemanda.
“Yacimientos está cumpliendo con la programación mensual sin ningún tipo de contratiempos. Si la demanda sube, se amplían los horarios de engarrafado y distribución”, afirmó Reque.
El funcionario recalcó que YPFB entrega las garrafas a siete distribuidoras en la capital cruceña y a otras 14 en provincias, además de contar con dos puntos de venta directa en El Pari y el Cuarto Anillo.
Sin embargo, la distribución a los barrios y el control sobre el cumplimiento de precios son responsabilidad de las empresas distribuidoras y del ente regulador, no de la estatal.
“YPFB no es la encargada de recorrer los barrios. Nosotros cumplimos con entregar el volumen asignado. La fiscalización le compete a la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH)”, explicó.
El precio oficial del cilindro de GLP se mantiene en Bs 22,50, y según Reque, no hay una normativa que limite la cantidad de garrafas que una persona pueda comprar. “Cualquier ciudadano puede acudir a los puntos de venta o a las agencias distribuidoras”, dijo.
No obstante, en varias regiones del país, como Santa Cruz, Chapare y Yacuiba, vecinos y dirigentes denuncian la escasez de GLP, lo que provoca filas de hasta tres días, especulación de precios y contrabando hacia países vecino.
Claudio Zanabria, del Chapare, informó a Radios Fides que una garrafa llega a costar Bs 80, mientras que la Fejuve de Yacuiba denunció venta ilegal y falta de abastecimiento en barrios.
Pese a estas denuncias, el director de la ANH, Germán Jiménez, afirmó que el suministro es normal y que se incrementó la producción en un 15% debido al invierno, garantizando 1.500 toneladas métricas diarias frente a una demanda de hasta 1.400.
Tensión
En medio de la crisis de combustibles que golpea a todo el país, el conflicto entre el Gobierno y los transportistas escala en tensión.
Carlos Layme, secretario general de la Central Única del Transporte del Norte de La Paz, fue contundente: “Desde 2022 venimos reclamando soluciones reales. El Gobierno solo promete y no cumple. Mientras tanto, el transporte se asfixia”, dijo.
Mientras que ante la escasez de combustibles la Federación Andina de Choferes Primero de Mayo de El Alto, junto a otros sectores del transporte, presentó una propuesta para garantizar el abastecimiento de diésel con un precio de Bs 3,70 el litro, mediante la conformación de un consorcio.
El presidente de YPFB, Armin Dorgathen, respondió con ironía a la propuesta. Durante una conferencia sin preguntas, desafió públicamente a quienes hagan esa afirmación a presentar ofertas formales y por escrito, caso contrario ofrecer una disculpa pública.
///EL DEBER///
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