El historiador e investigador Pedro Portugal ofreció su perspectiva sobre la actual crisis que atraviesa el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales, en una entrevista realizada en el programa “Encontrados”.

Portugal inició señalando que el congreso del MAS tendrá una gran relevancia e impacto en el futuro político de Bolivia, aunque no necesariamente positivo. Criticó que el MAS controle su propia seguridad en el congreso, lo que demuestra que actúa como un “mini estado” con sus propias reglas. Esto no genera confianza sobre cómo podría ser un posible gobierno del MAS en el futuro.

Sobre la ruptura entre Evo Morales y Luis Arce, Portugal indicó que esta es real y no una simulación. Explicó que históricamente en Bolivia los partidos dominantes terminan en crisis interna y caos, como sucedió con el MNR en 1956. Considera que el MAS está llegando al fin de un ciclo tras 14 años en el poder.

El analista señaló que las bases indígenas apoyan a Arce porque controla el Estado, no por lealtad a Evo. Los movimientos indígenas buscan articular sus intereses con el poder, no tienen una adhesión profunda al MAS.

En ese contexto, la reaparición de Álvaro García Linera pidiendo devolver el liderazgo indígena al MAS es un llamado desesperado, ya que los indígenas ahora tienen más conocimiento y no necesitan intermediarios como él.

Portugal advirtió que el colapso del liderazgo de Evo Morales puede derivar en acciones desesperadas para “incendiar” al país si siente que va a perder poder. Por ello, es clave una respuesta firme del Estado y la oposición para controlar esta situación peligrosa.

El historiador criticó la tibieza del Tribunal Supremo Electoral ante el congreso del MAS, lo que demuestra que las instituciones siguen débiles y viciadas en el país. Un signo de ello es que los legisladores están más preocupados por el congreso del MAS que por temas pendientes para la ciudadanía.

De cara a 2025, Portugal considera que Luis Arce lleva ventaja por controlar el aparato estatal, una “herencia colonial” que siempre favorece al oficialismo. Pero el verdadero desafío es que surja un frente opositor amplio, con nuevos liderazgos indígenas emergentes, para presentar una alternativa ante el agotamiento del ciclo del MAS.