En su paso por Buenos Aires, el físico y divulgador estadounidense describió cómo la inteligencia artificial y la computación cuántica marcarán un cambio de época
En un auditorio colmado, el reconocido físico estadounidense Michio Kaku abrió su presentación en el Digital Finance Forumorganizado por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) con una mirada al futuro de la humanidad. Con su estilo didáctico y provocador, habló de la “cuarta revolución tecnológica”, una etapa que –según anticipa– transformará profundamente la economía, la ciencia y la vida cotidiana a partir del desarrollo de la inteligencia artificial, la biotecnología y la computación cuántica.
Kaku, una de las figuras más influyentes en la divulgación científica a nivel global y autor de Una semana en el futuro, sostuvo que el mundo está transitando un punto de inflexión comparable a la Revolución Industrial, pero potenciado por avances que hasta hace pocos años pertenecían al terreno de la ciencia ficción. La física cuántica, explicó, será clave en esta transformación en la medida en que permita crear computadoras millones de veces más potentes que las actuales, capaces de resolver problemas imposibles para la tecnología clásica.
Mientras los líderes empresariales y financieros del país lo escuchaban con atención, Kaku planteó que esta nueva era no solo redefinirá los negocios, sino también el trabajo, la medicina, la energía y la forma en que las personas se relacionan con el conocimiento. De hecho, la “carrera cuántica” ya está en marcha y enfrenta a potencias como China, Estados Unidos y Europa, cada una con sus propios diseños y estrategias.
El impacto en el empleo
Uno de los primeros puntos que abordó el físico fue el impacto de estas tecnologías en el empleo. Según Kaku, “los trabajos que son repetitivos van a ser reemplazados en el corto plazo por la tecnología”. Y advirtió que esto no afecta únicamente a tareas de baja calificación: “También un trabajo de alto nivel puede quedar en el olvido. Si tu trabajo es ser contador y haces lo mismo una y otra vez, ten cuidado”. La clave, explicó, está en la capacidad de adaptación y en el tipo de actividad que se desempeña.
A modo de contraste, puso como ejemplo a los plomeros: “Cada pieza de plomería es diferente. No hay dos iguales. Entonces no te pueden reemplazar”. Lo mismo ocurre con los trabajos que requieren una fuerte interacción humana, como el de los maestros. “Un maestro maneja un montón de programas de los niños. Eso no lo puede hacer una máquina”, sostuvo, remarcando que la tecnología no puede replicar la empatía ni la capacidad de gestionar las complejidades de la conducta humana.
Por qué la computación cuántica “es todo”
Pero la inteligencia artificial es solo el comienzo. Para Kaku, el siguiente salto es la llegada de las computadoras cuánticas, máquinas que hace poco tiempo eran vistas como ciencia ficción y que hoy ya existen en laboratorios de vanguardia. “¿Por qué se habla tanto de las computadoras cuánticas? Primero que nada, hay una carrera por ver quién llega primero”, señaló, mencionando que en Estados Unidos los líderes de estas investigaciones son IBM y Microsoft.
El atractivo de la computación cuántica radica en su capacidad de evaluar todas las soluciones posibles a un problema de forma simultánea. Esto, dijo Kaku, permitirá resolver desafíos extremadamente complejos: “Podrán curar el cáncer, el Alzheimer e incluso hacer que los humanos no envejezcan”. En el campo financiero, advirtió, una nación con dominio de esta tecnología sería capaz de descifrar cualquier código, lo que representa un alerta para el sistema financiero internacional. “¿Qué está en juego? Todo, tu vida, tu trabajo, todo. Por eso la CIA lo está monitoreando”, afirmó.
La computación cuántica, subrayó, también tendrá un fuerte impacto en la agricultura, la medicina y en áreas tan diversas como el diseño de nuevos materiales o el desarrollo de energías limpias. “La madre naturaleza es una computadora cuántica”, sostuvo, explicando que, a nivel cuántico, una partícula puede estar en dos lugares al mismo tiempo, un fenómeno que abre posibilidades radicalmente nuevas para la ciencia y la industria.
Para Kaku, acceder a la tecnología cuántica equivale a tener “la respuesta a todo”. Lo describió como “la pregunta del billón de dólares” y recordó que la economía de las naciones dependerá de quién domine esta carrera tecnológica. “Si eres un analista de mercado, la computadora puede analizar patrones, pero si quieres entender el comportamiento humano, eso todavía es algo que necesitamos para descifrar el mercado de valores”, ejemplificó.
Hacia el final de su exposición, el físico reforzó la idea de que la revolución cuántica no es un futuro lejano, sino una realidad en construcción que transformará el modo en que vivimos, producimos y nos relacionamos. “La economía, la ciencia y la vida humana van a cambiar. La pregunta es quién liderará ese cambio”, concluyó ante un auditorio que, por un momento, dejó de pensar en las urgencias del presente para asomarse a un porvenir tan desafiante como fascinante.
La visión sobre la naturaleza humana
En una entrevista exclusiva realizada por Demian Reidel tras la conferencia, Michio Kaku planteó una mirada provocadora sobre la condición humana. “Estamos llegando a la conclusión de que, en cierto sentido, nosotros somos robots”, afirmó. Aunque estamos hechos de carne y sangre, somos una computadora orgánica extremadamente sofisticada.
Kaku destacó que no somos superiores ni seres espirituales; somos animales con una ventaja fundamental: un cerebro grande y complejo que nos distingue. “Esta perspectiva redefine la forma en que debemos entendernos en el contexto de la revolución tecnológica que se avecina”, sostuvo.
El futuro cercano
Kaku se mostró optimista pero cauteloso sobre el futuro de la humanidad. “El futuro próximo está por venir en una escala de unas pocas décadas”, señaló, y advirtió que el cambio climático plantea un desafío urgente. Para afrontar estos riesgos, propuso una visión audaz: “¿Por qué no tener sucursales de la raza humana?” en el espacio exterior, como Marte, siempre y cuando la humanidad logre evitar conflictos bélicos entre sus propias facciones. Esta perspectiva amplía el horizonte de la revolución tecnológica más allá de la Tierra, hacia la colonización espacial como un seguro para la supervivencia humana.
Frente a las preocupaciones globales, Kaku mostró una postura equilibrada. Reconoció que la pandemia de Covid y las guerras generan pesimismo, pero recordó que la historia es un proceso con avances y retrocesos.
“Las naciones que solían ser pobres están convirtiéndose en clase media”, destacó, apuntando al crecimiento del capital intelectual y económico a nivel global. Para Argentina, expresó un optimismo con reservas, sugiriendo que mirar la historia a través de una lente de décadas permite ver un progreso real. También subrayó avances en mecanismos de defensa sanitaria, como el monitoreo de residuos para detectar futuros brotes. Sin embargo, alertó sobre riesgos persistentes como armas nucleares, nuevas pandemias y el calentamiento global. “Esto tiene que ser una preocupación, pero en general soy optimista”, concluyó.
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