Por: Ricardo V. Paz Ballivián
Finalmente, la pulsión burocrática y obtusa se impuso en la sala plena del Tribunal Supremo Electoral (TSE), inhabilitando a Jaime Dunn como candidato a presidente del Estado por Nueva Generación Patriótica. En lugar de “ampliar lo favorable y restringir lo odioso”, como aconseja un principio básico de la administración de justicia, el TSE prefirió admitir el interesado informe de la Alcaldía de El Alto, gobernado por una competidora del interesado, Eva Copa, para dejar sin opciones a un importante actor del actual proceso electoral.
Jaime Dunn irrumpió hace algunos meses en la política boliviana, gracias al enorme poder de difusión que hoy tienen las redes sociales, con un discurso “liberal” y muy fuertemente contestatario al modelo neopopulista autoritario, que hoy está naufragando en nuestro país. Lo terminó de impulsar una demencial acusación de estar involucrado en el supuesto “golpe” del general Zuñiga, que le dio el reconocimiento general, que le hacía falta, entre la gente que no era parte de su ecosistema digital.
Muy rápidamente se posicionó como la novedad de una campaña dominada, por un lado, por viejos políticos egoístas y desgastados y que no terminan de emocionar a los electores y, por otro, por una falsa renovación diseñada y prohijada desde el exterior para el neopopulismo autoritario. Jaime Dunn era, no cabe duda, el ansiado “outsider” que muchos auguraban iba a surgir, necesariamente, en este contexto de “fin de ciclo” que estamos transitando los bolivianos.
Claramente los estudios de opinión y la conversación digital mostraban un Jaime Dunn con una interesante perspectiva. La probabilidad de concentrar el voto de amplios sectores de adscripción débil a las otras opciones, o de los indecisos, eran el nicho electoral al que Dunn podía haber apelado con altísimas posibilidades de éxito. Ahora, ese electorado potencial tendrá que migrar. ¿Dónde?
Mis propias investigaciones y otras a las que tuve acceso me permiten especular que los que pudieron ser votantes de Dunn, tanto los que ya estaban consolidados, como aquellos blandos e indecisos potenciales, se decantarán casi en partes iguales, por una parte, por la alternativa de Andrónico y, por otra, por Rodrigo Paz, Manfred Reyes Villa, Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina, en ese orden.
El más beneficiado me parece que será Andrónico, que recibirá la adhesión de los que eligieron a Dunn por ser la novedad, un candidato de renovación. Es aquella parte del electorado que quiere caras nuevas, ideas nuevas, prácticas políticas nuevas. Una pequeña parte de estos votantes seguramente irán también a Rodrigo Paz, atraídos sobre todo por Edman Lara. En cambio, los que adscribían a Dunn por razones más “ideológicas” o de posicionamiento político se repartirán con Manfred, Tuto y Samuel.
Como es bien sabido, la inmensa mayoría de los electores no vota por razones ideológicas o programáticas, lo hacen más por otros motivos, más ligados a temas emocionales que racionales, por ejemplo, la demanda de renovación. Sólo así se explica que la misma gente que votaba por Evo Morales para presidente, lo hacía para Soledad Chapetón o Manfred Reyes Villa para alcaldes o para Rubén Costas o José Luis Paredes para prefectos. Esta es la razón que me lleva a concluir que Andrónico será el más beneficiado por la inhabilitación de Jaime Dunn.
Termino diciendo que Andrónico Rodríguez puede obtener un poco más del 40% y que Jaime Dunn era el único candidato que parecía con posibilidades de cerrar la brecha de los diez puntos de diferencia, indispensables para forzar una segunda vuelta. Ahora lo único que queda, para no correr el riesgo imprudente de una victoria del neopopulismo autoritario, es que se pueda activar el “voto útil” en favor del candidato con mejores posibilidades de ganarle a Andrónico en segunda vuelta.
¿Quién es ese candidato? Ojalá lo podamos tener claro hasta antes del 17 de agosto. La gente tendrá que resolver lo que no pudieron hacer los políticos debido a su egocentrismo y falta de sensatez. La gente tendrá que lograr con su voto la UNIDAD del campo democrático, como lo hizo en 2019.
El presente artículo de opinión es de responsabilidad del autor y no representa necesariamente la línea editorial de Encontrados con Gonzalo Rivera
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