Empresas familiares que cierran, personas que se quedan sin trabajo, insumos caros y deudas que no pueden pagarse son algunos escenarios que enfrentan diferentes sectores
Griselda Hinojosa se quiebra al hablar. Su taller de costura, levantado con esfuerzo durante 25 años, cerró definitivamente este mes debido a que no pueden hacer frente a la coyuntura que atraviesa el país, que no es ajena con la micro y pequeña empresa.
“Duele, duele prácticamente tener que cerrar un negocio que se ha construido de a poco, con mucho trabajo, con mucho esfuerzo. Uno siempre tiene la visión de salir adelante, de crear más modelito, pero ya no se puede”, dice esta emprendedora con voz entrecortada.
Durante años, el taller de Griselda dio empleo a más de 15 personas y todas tuvieron que ser despedidas; el aumento excesivo del precio de los insumos fue el golpe final, hay materiales que aumentaron su precio en un 100% y la situación se volvió insostenible.
La crisis económica que atraviesa Bolivia en 2025 ha obligado a decenas de microempresarios a liquidar sus negocios, lo que comenzó como una preocupación hace dos años, hoy se ha convertido en desesperación.
“Estamos vendiendo lo poco que queda. Las prendas están incompletas, sin tallas ni colores. Yo ya estoy en remate, sólo para poder sostener mi hogar”, confiesa Griselda, mientras observa lo que queda de su taller.
El drama no se limita al rubro textil, ya que lostapiceros también están siendo arrastrados por esta tormenta, donde materiales como la cuerina, la espuma o el pegamento también incrementaron sus precios en un 100% y los precios no se pueden subir en la misma proporción.
“Antes había trabajo casi todos los días. Ahora hay días que uno está sentado sin hacer nada. No entra gente. Y los que vienen, quieren pagar menos”, dice Mario, dueño de una tapicería familiar.
Ante este escenario, instituciones como la Federacion Regional de la micro y Pequeña Empresa (Fermype) emitió una declaratoria de emergencia debido a que son varios los emprendedores que están al borde del colapso,yéndose del país o cambiando de sector para empezar desde cero, sin recursos y con incertidumbre.
“La otra semana vi a compañeros en una plaza, con sus máquinas en venta. No por gusto, sino porque no tienen cómo pagar al banco. Están desesperados”, relató el presidente de Fermype, Celestino Celdano.
El alza del dólar, el incremento de los costos de importación, la falta de políticas de alivio y el estancamiento del consumo han puesto contra las cuerdas a los miembros del sector, donde el impacto no es solo económico, sino también humano, con historias que quedan a medias.
“Mi hijo se crió en este taller. Creció entre telas y máquinas. Pensábamos que él iba a continuar el negocio. Hoy todo eso se derrumbó”, dice Griselda, mientras recoge las últimas cajas de lo que fue su taller.
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