La producción de leyes entre 2020 y 2025 redujo a la mitad en comparación con las gestiones anteriores.
La Asamblea Legislativa atraviesa un periodo de parálisis sin precedentes. Entre 2020 y 2025 apenas se promulgaron 293 leyes, menos de la mitad de las que se aprobaron en anteriores gestiones. El bloqueo político, las pugnas internas y la crisis de consensos explican la caída.
Según datos de la Gaceta Oficial, entre 2020 y septiembre (hasta el 22 de ese mes) de 2025 se aprobaron apenas 293 leyes, una cifra que contrasta fuertemente con los periodos anteriores: entre 2010 y 2015 se promulgaron 653 normas y en la legislatura siguiente (2015-2020) el número alcanzó 691. En otras palabras, en los últimos cinco años se ha producido menos de la mitad de leyes respecto a las gestiones previas.
Producción
El desglose anual confirma la tendencia. La actual legislatura inició en 2020 con solo 12 leyes promulgadas, en buena medida por la transición política tras la crisis de 2019 y el inicio de la gestión que se realizó en noviembre, es decir, a finales de ese año.
El ritmo se aceleró en 2021, con 61 normas, y alcanzó un leve repunte en 2022 con 76. Sin embargo, en 2023 volvió a caer a 53 y en 2024 se aprobaron 67. Hasta septiembre de 2025, solo se han promulgado 24 leyes, lo que anticipa un cierre de gestión con números nuevamente bajos.
La exdiputada Isabel Bustamante, de Unidad Democrática, es categórica en su análisis. “La Asamblea Legislativa Plurinacional que concluye en noviembre de este año pasará a la historia como una de las gestiones más mediocres, intrascendentes y vergonzosas que ha tenido Bolivia”, indicó en contacto con La Razón.
Asamblea
Su crítica va más allá de la cantidad de leyes y apunta a la actitud y lo que se vio en las sesiones. “No hubo códigos, no hubo reformas grandes, no hubo un solo debate que marque historia. Lo que vimos fueron sesiones superficiales, peleas internas, agresiones físicas y verbales, discursos vacíos y resoluciones que no sirven para nada. Un ‘show’ barato pagado con dinero público”, fustigó.
Es que la Asamblea, especialmente la Cámara de Diputados, se caracterizó por sesiones calificadas como “bochornosas” donde se observaron agresiones físicas, legisladores corriendo, griterío y lanzamiento de objetos y agua.
Bustamante subraya que el verdadero poder estuvo en el Ejecutivo. “En casi cinco años se aprobaron apenas 290 leyes, y la mayoría son de trámites: 88 transferencias de terrenos, 60 declaratorias y 37 préstamos, entre otras. Nada que cambie la vida de los bolivianos. Mientras tanto, el Ejecutivo sacó más de 1.080 decretos supremos (…), el verdadero poder de decisión estuvo en el Palacio, no en el Parlamento”, dijo.
Crisis
El diputado Enrique Urquidi, jefe de bancada de Comunidad Ciudadana (CC), coincide en el diagnóstico y apunta a una “crisis institucional” que tuvo como resultado que el Órgano Legislativo se convierta en “un apéndice” del Gobierno.
Asimismo, en una Asamblea totalmente fragmentada, considera que quedó en evidencia que el Movimiento Al Socialismo (MAS), acostumbrado a los dos tercios, no construye consensos.
“El MAS se ha mostrado inhábil para construir consensos, ha demostrado su total y absoluta falta de voluntad política y democrática”, afirmó a La Razón.
A su juicio, el Gobierno nunca entendió que debía compartir el poder con la Asamblea. “La Asamblea se ha convertido en el escenario de careos entre arcistas, evistas y androniquistas, y por supuesto que eso le ha hecho un daño letal, ha desnaturalizado y distorsionado totalmente la dinámica interna del Legislativo”, protestó el diputado.
Urquidi cuestiona además el “mediocre trabajo” de las comisiones y comités, que, según dice, no lograron generar la fluidez en el tratamiento de los proyectos de ley para que sean debatidos en plenaria.
Desde CC, asegura, se presentaron más de 140 proyectos de ley, pero la mayoría de ellos no fueron tratados, peor aprobados. “Lamentablemente, hemos tenido un muro que ha sido el MAS, que por una línea política antidemocrática ha bloqueado cualquier iniciativa legislativa por más buena que ésta sea”, denunció.
El opositor sostiene que la Asamblea perdió su esencia al no poder legislar. “El Órgano Ejecutivo es el que te genera las leyes más importantes, te las manda a fardo cerrado” dijo y criticó a sus colegas oficialistas que no querían “modificar ni una coma”.
El senador Luis Flores, jefe de bancada del MAS-evista, también considera que existen problemas de fondo en la actual legislatura. A su criterio, la raíz está en el diseño constitucional. “La Constitución está hecha, construida, para que el Ejecutivo sea el que promulgue las leyes y la Asamblea solo las debata (…), la norma boliviana está equivocada”, criticó en una entrevista con La Razón.
Flores cuestiona además la falta de independencia institucional. “La Asamblea no tiene independencia, no es autónoma económica ni tampoco ideológicamente, y por eso varios proyectos o comisiones no pueden progresar, pues el Ejecutivo no brinda los recursos a lo que no le interesa”, afirmó.
Inclusive, ironizó que algunos asambleístas tuvieron que “ponerse de rodillas ante el ministro” para que un proyecto sea viabilizado desde lo económico.
División interna
Al igual que Urquidi, el legislador evista coincide en que existe una “crisis de los partidos políticos”, marcada por divisiones internas en las tres principales fuerzas: MAS, CC y Creemos. De acuerdo con Flores, a la semana de iniciar la gestión legislativa en noviembre de 2020 comenzaron las pugnas internas y las peleas.
“Eso no permite tener un trabajo conjunto como bancada, como aliados, con una visión única e ideológica de partido”, afirmó.
Incluso apuntó contra prácticas irregulares como la venta de curules, con denuncias recientes de precios de hasta $us 500.000 por un escaño. “Debiera normarse y sancionarse a aquella gente que no tiene militantes y está ofertando curules por algún interés económico”, reclamó Flores.
En su criterio, quienes no están al tanto del estatuto interno de un partido, no trabajarán por los intereses o valores de éste.
Críticas
Los analistas coinciden en que la gestión parlamentaria quedó reducida a un papel secundario. Paul Coca considera que “esta es la Asamblea más criticada del periodo democrático”. Señala que el Ejecutivo, al no contar con dos tercios en el Legislativo, optó por reducir su rol, suspendiendo incluso mecanismos de fiscalización como las interpelaciones. Para él, la actual legislatura será recordada por la ausencia de consensos.
El analista Gonzalo Rojas refuerza esa visión. “Lo más lamentable es el comportamiento de la legislatura que está acabando, el comportamiento de algunos de sus miembros”, afirmó. En particular, criticó a presidentes de la Cámara de Diputados y las “triquiñuelas” empleadas para retrasar debates o aprobar leyes.
Contrarreloj, las cámaras anunciaron dos sesiones a la semana para aprobar los proyectos pendientes. Pese a ello, queda claro que el Legislativo no pudo cumplir su rol esencial: legislar y fiscalizar.
///LA RAZON///
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