Lo que comenzó como una disputa por un área minera terminó convirtiéndose en una noche de horror en la comunidad de Caiza D. Explosiones, gritos de desesperación y el resplandor de las llamas marcaron el violento enfrentamiento probablemente entre cooperativistas mineros y pobladores originarios. El saldo preliminar: más de 20 heridos, más de una decena de arrestados y al menos cinco personas desaparecidas.

El pánico se desató cuando, en medio de la oscuridad, se escucharon detonaciones. Según testigos, algunos cooperativistas, presuntamente en estado de ebriedad, habrían usado dinamita para sembrar el miedo. Los civiles, atrapados en medio del caos, intentaban huir mientras la violencia escalaba sin control.

El escenario tras la batalla fue desolador: dos vehículos reducidos a cenizas—una camioneta y un autobús—, mientras el humo se elevaba como un fantasma en la madrugada. Quienes lograron escapar relatan escenas de persecución y ataques despiadados.

Horas después, un imponente operativo policial irrumpió en la zona, arrestando a varias personas y trasladándolas a la Estación Policial Integral (EPI-8). Pero el hermetismo de las autoridades solo alimenta la incertidumbre. ¿Quiénes son los responsables? ¿Por qué el silencio oficial?

Mientras tanto, en la puerta de la estación policial, familiares desesperados piden respuestas. Entre lágrimas y súplicas, exigen saber el paradero de sus seres queridos. Algunos desaparecidos no han dado señales desde el enfrentamiento, y el temor crece con cada minuto que pasa.

El aire en Caiza D sigue cargado de tensión. La comunidad permanece en vilo, a la espera de justicia.

////Fuente: El Potosí////