De las largas horas de espera a la prescripción de medicamentos que deben comprarse en farmacias privadas: así es el calvario que enfrentan los asegurados.
Las farmacias de los centros de la Caja Petrolera de Salud (CPS) ni siquiera cuentan con comprimidos de paracetamol, denuncian sus asegurados. Las quejas por la preocupante escasez de medicamentos, sumadas a los malos tratos por parte del personal médico y farmacéuticos, han ido en aumento durante los últimos meses.

“No hay medicinas en las farmacias y los mismos médicos te tratan muy mal, como si te lastimaras o enfermaras a propósito”, dijo a Visión 360 Lorena, una asegurada que acudió al Policlínico de la CPS en la Plaza Isabel La Católica, de La Paz.

Otro paciente del Hospital de Obrajes de la CPS, que prefirió mantener en reserva su nombre y su receta, aseguró que “hay muy pocos medicamentos”. “Tienes que tener mucha suerte para que te digan que sí tienen el que te corresponde. Por suerte, hoy fue mi día”, añadió.

A veces la suerte llega con un retraso considerable —de días, semanas e incluso meses—, lo que en algunos casos puede resultar muy perjudicial para el paciente, especialmente si no cuenta con los recursos para costear el medicamento en farmacias privadas.

237.544 asegurados 
registra la Caja Petrolera de Salud, según su rendición de cuentas de 2024. Para atenderlos, cuenta con 25 centros médicos de distintos niveles distribuidos en los ocho departamentos del país.

Por suerte, Raquel, quien pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias, pudo ayudar a su madre a obtener el medicamento tras dos meses de retraso en el policlínico de la Arce. “Nos recetaron este medicamento en mayo. Recién hace un día nos informaron que ya lo tenían y que debíamos ir rápido antes de que alguien más se lo llevara. Es molesto y representa un peso muy fuerte para nuestra economía”, relató.
Entre los más afectados están aquellos pacientes que requieren una dotación diaria de medicamentos para mantener su salud o, en casos más extremos, para mantenerse con vida, como quienes tienen problemas renales, padecen de diabetes o hipertensión.

“La última vez que me dieron insulina fue en abril. Desde entonces, ya no hay en ninguna de las farmacias de la CPS, a pesar de que es un medicamento vital para los diabéticos. Tenemos que comprarla en farmacias privadas, donde también escasea”, reveló Arturo C., paciente con diabetes. En la consulta que realizó este mes para verificar si ya contaban con el medicamento, lo único que encontró fueron los anaqueles vacíos del Policlínico de la avenida Arce.

Roxana Infante, quien acudió al centro de Obrajes por una fractura y para controlar su presión arterial, contó que en ninguno de los establecimientos de la CPS en La Paz se podía encontrar losartán en sus farmacias, un medicamento clave para tratar la hipertensión. También se utiliza para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular en personas con presión arterial alta y una afección cardíaca conocida como hipertrofia ventricular izquierda.

“Es algo que los asegurados de cierta edad necesitamos de forma continua. No es un medicamento costoso, pero el hecho de que no tengan ni eso no da una buena perspectiva de la situación que enfrentamos”, afirmó.

Tal es la situación, que algunos médicos ya ni se molestan en revisar el inventario antes de emitir las recetas; simplemente las extienden para que el paciente compre los medicamentos en farmacias externas. En otros casos, entregan las muestras médicas que reciben de cortesía.

“En una ocasión, cuando mi presión estaba muy alta, el médico me dio una de esas muestras que, por suerte, tenía a mano”, contó María Teresa Papadopolis, una paciente septuagenaria que salía de una revisión en el Hospital de la CPS de Obrajes.
Actualmente, la Caja Petrolera de Salud cuenta con 237.544 asegurados, según su rendición de cuentas de 2024. Para atenderlos, dispone de 25 centros —entre hospitales, policlínicos y consultorios— distribuidos en ocho departamentos del país.
Todos los espacios que administra cuentan con su propia sección de farmacia. Pero, según denuncias de los pacientes, muchas de ellas se encuentran vacías.

Estamos arrastrando años de mala administración. Hemos tenido directores muy corruptos o incompetentes que se han farreado los recursos. Ahora, no hay medicinas en las farmacias y los mismos médicos te tratan muy mal.
Lorena, paciente del Policlínico de la Arce

Preocupación
Arturo C. reveló que algunos de los médicos que lo atendieron comentaron que “la Caja Petrolera está a punto de declararse en quiebra”, una versión que fue repetida por cinco personas consultadas por este medio.

No solo los asegurados han reclamado por las condiciones en las que se encuentra la institución, también lo han hecho los trabajadores. A lo largo del año pasado, protestaron contra el anterior director, David Martínez, quien fue cuestionado por mala administración; llegaron incluso a protagonizar un paro de 48 horas en octubre.
Entre las observaciones destacadas están que, durante sus cuatro años de gestión, no presentó un plan estratégico institucional; que se incurre continuamente en acoso laboral; y que no se aplica la categorización de los profesionales, entre otras.

En una ocasión, cuando mi presión estaba muy alta, el médico me entregó una de esas muestras que, por suerte, tenía a mano.
María Teresa Papadopolis, asegurada

A raíz de los reclamos, Pedro Luis Flores Bustamante reemplazó a Martínez. Sin embargo, en febrero de este año hubo un nuevo cambio, cuando la ministra de Salud, María Renée Castro, posesionó a Javier García Sandino como nuevo director general ejecutivo de la Caja Petrolera de Salud.

Los cambios fueron bien recibidos por trabajadores y asegurados en su momento. Pero, la falta de transformaciones reales y la creciente crisis han ido desdibujando las buenas intenciones iniciales, especialmente entre los asegurados de la institución.

“Designan solo a masistas que, según nos han dicho, se gastan el presupuesto en ayudar al partido, en lugar de atendernos a los asegurados”, manifestó, visiblemente molesta, la paciente María Teresa Papadopolis.

Sin acusar directamente, Pedro, paciente del Policlínico de la Av. Arce, también se refirió a problemas administrativos y fallas inexplicables en la gestión de recursos. “Nos cobran tanto dinero, pero no pueden ni darnos un simple paracetamol”, lamentó.
Al problema de la escasez de medicamentos se suma una atención cada vez más deficiente, tanto por parte del personal de farmacia como de los médicos que integran el plantel de los distintos centros de salud.

La última vez que me dieron insulina fue en abril. Desde entonces, ya no hay en ninguna de las farmacias de la CPS, a pesar de que es un medicamento vital para los diabéticos. Tenemos que comprarla en farmacias privadas, donde también escasea.
Arturo C., asegurado

“Ya no hay ni el menor asomo de respeto y consideración. Te tratan como si te hubieras accidentado a propósito, solo para molestarles. Yo estaba con una pierna claramente fracturada y me obligaron a caminar hasta el consultorio. Cada vez que regreso a la revisión me tratan con aspereza, se molestan con las preguntas y no me ayudan”, reclamó Adriana Botello, quien salía de una consulta.

Lorena lamenta que los médicos olviden que “nosotros aportamos un monto muy grande”. “Es su trabajo, pero parece más una molestia que otra cosa. Cuando te recetan un medicamento caro, ni siquiera te indican dónde puedes conseguirlo a mejor precio, te hacen salir rápido”, afirmó.

Ese abuso también se da en algunas farmacias de la aseguradora. Cuando Arturo acudió en julio a consultar si habían recibido insulina, la única respuesta que recibió fue un insolente: “Parece que no ven las noticias, el país está así”. “Detrás de mí, un señor tenía su receta de paracetamol, pero ni siquiera tenían ese medicamento y le respondieron de la misma manera”.

Visión 360 buscó la contraparte de la dirección de la CPS y de su jefatura de farmacia, pero no recibió respuesta.

Ya no hay ni el menor asomo de respeto y consideración. Te tratan como si te hubieras accidentado a propósito, solo para molestarlos. Yo tenía una pierna claramente fracturada y me obligaron a caminar hasta el consultorio.
Adriana Botello, paciente del Hospital de Obrajes

A finales de mayo, la dirección de la CPS informó la inversión de 10 millones de bolivianos en la compra de medicamentos, los que aún no se ven.

RESPUESTAS

CONSULTA. Los pacientes indicaron que los médicos ni siquiera revisan el inventario y directamente recetan medicamentos para que sean comprados en farmacias externas.

RETRASO. Algunos medicamentos llegan, pero con retrasos de días, semanas e incluso meses.

APOYO. Los galenos aprovechan las muestras médicas que reciben de las empresas farmacéuticas para ayudar a sus pacientes.

INFORMACIÓN. Hay un mutismo irritante por parte de los funcionarios, quienes no informan cuándo podrán entregar los fármacos.
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