En 2024, el financiamiento del Banco Central de Bolivia al sector público llegó montos históricos, reflejando una creciente dependencia del Estado. Analistas advierten sobre los riesgos de esta tendencia, que podría afectar la estabilidad económica del país

Se acelera el financiamiento otorgado por el Banco Central de Bolivia (BCB) al sector público, llegando incluso a cifras históricas en 2024, reflejando un crecimiento constante en la última década. Según datos oficiales del BCB, hasta junio del año pasado, el monto de financiamiento concedido llegó Bs 137.942 millones ($us 19.819 millones), superando el total del 2023. Analistas advierten que este incremento deja en evidencia la creciente dependencia del Estado en estos recursos.

Lo más preocupante es que no se han hecho públicas de las cifras totales de 2024, lo que genera mayor susceptibilidad entre los especialistas, quienes anticipan que el endeudamiento interno podría ser aún mayor.

Los entendidos en la materia coinciden en que si un Estado — en este caso Bolivia— se endeuda internamente a través de su Banco Central, generalmente lo hace emitiendo dinero o comprando bonos del gobierno. Aunque esto puede ser una solución rápida para financiar déficits, conlleva varios riesgos económicos como la emisión de dinero sin respaldo productivo puede provocar inflación, pérdida de poder adquisitivo y desconfianza en la moneda. 

Además, al absorber recursos financieros, el Gobierno puede limitar el crédito disponible para el sector privado, afectando la inversión y el crecimiento. Si esta práctica se vuelve recurrente, puede derivar en déficits fiscales crónicos y en la pérdida de autonomía del Banco Central, sometiéndolo a decisiones políticas en lugar de criterios técnicos. En casos extremos, la crisis de confianza puede desembocar en fuga de capitales y colapso económico.

En el caso de Bolivia, según Fernando Romero, presidente del Colegio de Economista de Tarija, “el Banco Central se ha convertido en el corazón financiador de la deuda interna, funcionando como el ‘papá’ que presta dinero para sostener el gasto público”.

Deuda acelerada

Los expresado por Romero se sustenta en los datos que se pueden encontrar en los reportes mensuales del propio BCB. Si bien estas cifras solo presentan un diagnóstico hasta el primer semestre del 2024, estos números dejan en evidencia un crecimiento exponencial en la última década del endeudamiento interno. 

En 2014, — año pico de la bonanza económica del país— el monto otorgado por el ente emisor al propio estado fue de Bs 26.354 millones, pero a partir de 2019 se intensificó la tendencia alcista, alcanzando Bs 60.469 millones en ese año. 

Durante la pandemia en 2020, el financiamiento superó los Bs 84.888 millones, un aumento vinculado a las necesidades fiscales para mitigar los efectos económicos de la crisis sanitaria.

La tendencia siguió en 2021, con Bs 98.665 millones y llegó a 102.607 millones en 2022, seguido de un salto considerable en 2023, alcanzando Bs 132.844 millones. 

La tendencia alcista se mantiene en 2024, ya que solo hasta junio la cifra superó los Bs 137.942 millones, reflejando una expansión constante cuyo impacto en la economía aún está por evaluarse.

Con estos datos, lo ideal es que, en el corto plazo, Bolivia debería explorar alternativas para reducir su déficit fiscal sin recurrir excesivamente al financiamiento del BCB. Entre las estrategias posibles se encuentran la diversificación de la economía, la atracción de inversión extranjera y la mejora de la eficiencia en el gasto público.

No obstante, los analistas consultados por EL DEBER sostienen que ningún ajuste de este tipo se podrá hacer en el Gobierno de Luis Arce Catacora.

 Análisis

Romero sostiene que el endeudamiento interno superó con creces la deuda externa, reflejando una incapacidad del Estado para generar ingresos propios suficientes. 

Para el economista, el principal factor detrás de esta crisis es la caída de los ingresos por exportación de materias primas, especialmente hidrocarburos, lo que ha obligado al Gobierno central a recurrir a un endeudamiento cada vez mayor para financiar el gasto público. 

Los organismos internacionales han ido cerrando paulatinamente el financiamiento externo debido a la falta de políticas de ajuste y problemas en las reservas internacionales”, indicó.

El economista alertó que esta estrategia de financiamiento es riesgosa porque la deuda se está utilizando para gastos corrientes como salarios, importación de carburantes y pago del servicio de la deuda, en lugar de destinarse a inversiones productivas.

“Endeudarse no es malo en sí, el problema es en qué se gasta lo prestado. Si solo se usa para cubrir déficits, la economía se vuelve menos eficiente y crece menos”, afirmó Romero.

Siguiendo su análisis, sostuvo, que actual el modelo económico generó un proceso de estancamiento que, combinado con presiones inflacionarias, podría llevar al país a una crisis más profunda.

Romero plantea un cambio en el modelo económico y político, acompañado de nuevas normas institucionales que permitan atraer inversión extranjera y generar ingresos genuinos. 

El experto enfatizó la necesidad de transparencia en la información sobre la deuda pública. “No hay datos exactos ni actualizados sobre la deuda interna. Lo ideal sería que estos sean de acceso público para una mejor gestión económica”, concluyó.

Se oculta información

El exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB) José Gabriel Espinoza, dijo que este aumento sin precedentes plantea serios riesgos para la estabilidad económica del país, más aún cuando la información es reducida y solo abarca el primer semestre de 2024.

El exdirector explicó que la falta de información sobre el segundo semestre del año sugiere que el gobierno está ocultando el verdadero monto del financiamiento recibido del BCB. 

“El informe de política monetaria publicado la semana pasada no muestra por ningún lado el crédito interno neto a diciembre de 2024, lo cual indica que el gobierno está preocupado por la gran cantidad de dinero que tomó prestado,” agregó.

 Según Espinoza, si la tendencia del primer semestre de 2024 se mantiene, el monto total podría ser aún mayor, lo que contribuiría a un aumento de la inflación debido a la emisión de dinero por parte del BCB. 

“El financiamiento monetario del déficit fiscal siempre termina en inflación,” advirtió Espinoza, señalando que el incremento de precios en Bolivia no solo responde a la especulación o la escasez, sino también a la política de endeudamiento interno.

Agregó “que desde octubre de 2023, el Ministerio de Economía no publica información del crédito interno neto ni los flujos de caja del TGN, ocultando datos clave sobre endeudamiento y gasto público”. 

Para él, esta opacidad dificulta evaluar con precisión el impacto del financiamiento interno en la economía y los riesgos a futuro.

Ante la pregunta sobre cómo revertir esta tendencia, Espinoza fue tajante: “Cambiando la política económica, y si no se quiere cambiar la política económica, cambiando al Gobierno.” 

En su opinión, sin un ajuste en el gasto público, especialmente en subsidios y gastos corrientes, la inflación y la devaluación de la moneda seguirán agravándose.

“Mientras el gobierno siga financiándose con el Banco Central, la cantidad de bolivianos en circulación aumentará, debilitando la moneda y elevando los precios”, señaló.

Bloqueo Legislativo

En respuesta a un cuestionario enviado por EL DEBER, el Ministerio de Economía y Finanzas desde esta cartera de estado justificaron el nivel de endeudamiento interno del Estado y la sostenibilidad de esta deuda.

Según datos proporcionados por este ministerio, a fines de 2024 la deuda pública interna consolidada del Tesoro General de la Nación (TGN) representa el 19,6% del Producto Interno Bruto (PIB) estimado para ese año. 

Entre los principales acreedores se encuentran la Gestora Pública de la Seguridad Social de Largo Plazo (anteriormente Administradoras de Fondos de Pensiones – AFP), entidades financieras, agencias colocadoras y personas naturales, promoviendo la democratización del acceso a instrumentos financieros.

El Ministerio de Economía señala que el incremento en el endeudamiento interno responde a la falta de aprobación de créditos externos en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP). A fines de diciembre de 2024, estos créditos sumaban aproximadamente $us  1.667 millones, recursos que no pudieron materializarse debido a su paralización en la ALP. 

Ante esta situación, el Gobierno optó por recurrir a financiación interna para cubrir el déficit.

No obstante, Espinoza sostiene que gran parte de los créditos externos están destinados a la inversión pública, la cual ha sido descuidada en favor del gasto corriente, particularmente en subsidios a los hidrocarburos. “La falta de ejecución de inversión pública en 2023 y 2024 refuerza este argumento”, dijo el experto. 

Los recursos provenientes del endeudamiento interno han sido utilizados para el cumplimiento de obligaciones establecidas en el Presupuesto General del Estado (PGE), de acuerdo con la normativa vigente.

En cuanto a las obligaciones de pago, el Gobierno asegura que “viene cumpliendo puntualmente tanto con la deuda interna como con la deuda externa”.

Finalmente, el Ministerio de Economía enfatiza que la deuda interna del TGN, que representa el 19,6% del PIB, mantiene un ratio de solvencia aceptable dentro de la política de endeudamiento público. Asimismo, se señala que se gestiona la cartera de deuda con el objetivo de mantener un equilibrio en su composición y reducir riesgos financieros.

 Además, en entrevista con medios nacionales, el ministro de Economía y Finanzas, Marcelo Montenegro, señaló el endeudamiento interno y externa llega hasta un 46% del PIB.

La autoridad respondió de esta forma a un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que señalaba el nivel de endeudamiento del país llegaba hasta el 83% del PIB nacional. “La forma en la que el FMI agrega la deuda interna y externa, no es correcta”, dijo.

///EL DEBER////