El Gobierno nacional, a través de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), proyecta para este año una inversión de más de Bs 1.200 millones para comprar harina, subvencionar el trigo y aplicar políticas destinadas a mantener el precio del pan de batalla en Bs 0,50. El gerente de Emapa, Franklin Flores, detalló que además de harina, los panificadores reciben azúcar, manteca y levadura también subvencionadas, buscando frenar cualquier incremento en el precio final del producto.
No obstante, esta subvención no alcanza a todo el país. Según la información proporcionada por Flores, el beneficio cubre únicamente a seis departamentos: La Paz, El Alto, Cochabamba, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Beni. Departamentos como Santa Cruz, Tarija y Pando quedan fuera del plan. Flores explicó que en Santa Cruz los panificadores rechazaron la harina ofrecida, prefiriendo importar productos de mejor calidad. Una postura similar adoptaron los panificadores de Tarija, como confirmó el viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva.

En cuanto a los volúmenes, La Paz y El Alto son los principales beneficiados, recibiendo en conjunto 1,7 millones de sacos de harina en 2024. Los datos oficiales indican que La Paz recibió 944.950 sacos y El Alto 778.596 sacos. Flores expuso además el costo real de los productos y el aporte estatal: el Estado paga Bs 340 por cada saco de harina de 50 kilos, pero lo entrega a Bs 98,50 a los panificadores, asumiendo un subsidio de Bs 241,50 por unidad.
El esquema de subvenciones también incluye otros insumos esenciales: en el caso del azúcar, el Gobierno compra el saco de 46 kilos a Bs 272 y lo entrega a Bs 26, subsidiando Bs 246. Para la manteca, que ahora cuesta Bs 341 el paquete de 16 kilos, se entrega a Bs 28, absorbiendo una diferencia de Bs 313. Respecto a la levadura, que se compra a Bs 215 por paquete de 25 kilos, el subsidio alcanza Bs 192, ya que los panificadores la reciben por solo Bs 23.
Flores aseguró que “la diferencia es el costo que asume el Gobierno nacional para garantizar el precio del pan de batalla”. Además, destacó la alianza estratégica con la Confederación Nacional de Panificadores de Bolivia para impedir cualquier incremento del precio del pan. “Nuestro Gobierno no va a permitir ni va a dejar que el precio del pan pueda incrementarse”, sostuvo el gerente de Emapa.
Por otro lado, expertos advierten sobre los riesgos de esta política. Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, explicó que en los últimos cinco años el volumen de harina subvencionada creció un 130%, aumentando también el gasto público relacionado. Romero reconoció que la subvención es un “mal necesario”, pero alertó que “no va a ser sostenible” debido a los actuales problemas financieros del Estado. Subrayó que el plan implica un costo creciente que podría superar los Bs 1.200 millones, dado que incluye más productos además de la harina.
Así, mientras el Gobierno defiende la política de subvenciones como un instrumento para asegurar la estabilidad del precio del pan, las críticas de analistas económicos sugieren que su continuidad está en riesgo a mediano plazo si no se resuelven los problemas financieros que enfrenta el país.

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