La inflación en Bolivia alcanzó niveles preocupantes durante el 2022, lo que está generando una pérdida significativa del poder adquisitivo de los ciudadanos. Según declaraciones del economista Germán Molina, el incremento de precios estaría provocando un ajuste paulatino en el bolsillo de los bolivianos.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de noviembre se situó en 0.27%, acumulando una inflación anual de 8.55% para las ciudades capitales, la más alta en los últimos 9 años. Esto se debe principalmente al encarecimiento de productos básicos como los alimentos, bebidas, transporte y vivienda.
Los alimentos registraron un alza de precios de 11.53% en lo que va del año, siendo los más afectados los aceites, carnes, huevos, verduras, frutas y panificados. En el rubro de bebidas, se observó un incremento del 4.51% impulsado por las gaseosas y cervezas.
El transporte público y privado también mostró aumentos considerables debido al mayor costo de los combustibles, repuestos y servicios de mecánica. En tanto, los arriendos de vivienda subieron un 7.28% por los ajustes en los contratos de alquiler.
Ante este contexto, Molina advirtió que «los bolivianos están perdiendo poder adquisitivo y poco a poco se está generando un ajuste en los bolsillos». Explicó que los ciudadanos cada vez pueden comprar menos productos y servicios con el mismo dinero.
El economista recomendó implementar políticas monetarias restrictivas y mejorar la productividad para contener la inflación. Asimismo, llamó al gobierno a tomar medidas para proteger a los sectores más vulnerables, como subsidios, programas sociales o incrementos salariales.
De no actuar rápido, la subida de precios continuará deteriorando el presupuesto familiar de miles de bolivianos. Será clave vigilar la evolución de los índices inflacionarios durante los próximos meses y esperar que las autoridades encuentren soluciones efectivas para salvaguardar el bienestar económico de la población.
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