El trágico accidente del avión Boeing 737-800 de la aerolínea Jeju Air, ocurrido el 29 de diciembre de 2024 en el Aeropuerto Internacional de Muan, dejó 179 víctimas mortales, pero dos miembros de la tripulación lograron sobrevivir. Estos sobrevivientes, un asistente de vuelo y una tripulante de 33 y 25 años, respectivamente, fueron encontrados con vida en la cola del avión, la única parte que permaneció relativamente intacta tras el siniestro. Según el jefe de bomberos de Muan, Lee Jung-hyun, la cola fue el único segmento que retuvo su forma tras el impacto y el posterior incendio.

El accidente, que es considerado el peor registrado en Corea del Sur desde 1997, ocurrió después de que el avión intentara aterrizar a alta velocidad, con un motor aparentemente fallando y sin poder desplegar los sistemas de frenado necesarios. Las investigaciones preliminares sugieren que el avión podría haber sufrido una falla hidráulica, posiblemente debido a un impacto con un ave antes del aterrizaje. Este daño podría haber impedido el despliegue adecuado del tren de aterrizaje, lo que hizo que el avión aterrizara de forma descontrolada.

La ubicación de los sobrevivientes en la parte trasera del avión jugó un papel crucial en su supervivencia. Los expertos en seguridad aérea han indicado que la cola del avión, al ser la última en recibir el impacto directo, ofreció una especie de protección. Ambos tripulantes estaban sujetos con sus cinturones de seguridad en el momento del impacto, lo que también ayudó a minimizar las lesiones. El asistente de vuelo Lee Mo sufrió fracturas en el hombro y lesiones en la cabeza, mientras que la otra tripulante, Koo, resultó con fracturas en los tobillos y laceraciones en el cuero cabelludo.

A pesar de las condiciones extremas, los dos sobrevivientes fueron rescatados de los escombros, aunque ambos están recibiendo tratamiento médico intensivo. Las autoridades y expertos en aviación continúan investigando las causas exactas del accidente, y se cuestionan algunos elementos, como el diseño del aeropuerto y la presencia de un muro de concreto al final de la pista, que podría haber dificultado la detención del avión y agravado las consecuencias del desastre.