El primer ministro israelí se recupera en casa mientras el tribunal de Jerusalén decide reprogramar las audiencias tras una serie de aplazamientos polémicos

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, no comparecerá esta semana ante el tribunal por el juicio de corrupción en su contra, luego de que su equipo médico confirmara que sufre una intoxicación alimentaria, según informó su oficina a Reuters. Aunque continuará al mando desde su residencia, reposará durante los próximos tres días, lo que de facto le evita tener que declarar hasta después del verano, tras una decisión del Tribunal del Distrito de Jerusalén adoptada la noche del domingo.

Netanyahu, de 75 años, tenía previsto declarar este lunes y martes en el proceso que enfrenta por cohecho, fraude y abuso de confianza. Sin embargo, sus abogados solicitaron postergar la audiencia alegando su estado de salud. El equipo fiscal, en respuesta, pidió que el primer ministro al menos compareciera el miércoles y jueves, argumentando que ya se han cancelado múltiples audiencias previamente. No obstante, el tribunal resolvió finalmente reagendar todo para después del verano.

Este nuevo aplazamiento se suma a una larga lista. El pasado 29 de junio ya se suspendieron audiencias por “motivos diplomáticos y de seguridad nacional”. Aquellas sesiones ya eran una reprogramación anterior, que también había sido diferida por situaciones derivadas del conflicto con Irán, tras los bombardeos israelíes del 13 al 16 de junio.

La salud de Netanyahu es motivo de preocupación. En 2023 se le implantó un marcapasos y en diciembre de 2024 fue sometido a una operación para extirparle la próstata debido a una infección del tracto urinario. Según su oficina, el primer ministro fue diagnosticado esta vez con inflamación intestinal y deshidratación, por lo que recibe tratamiento intravenoso y se mantiene fuera de peligro, aunque en reposo.

El prolongado aplazamiento de su declaración alimenta las críticas de la oposición, que acusa al líder del Likud de maniobras dilatorias para evitar enfrentar la justicia, mientras la causa por corrupción sigue en un limbo judicial.