El dictador nicaragüense dice estar listo para defenderse con apoyo de potencias aliadas ante un supuesto intento de dominación estadounidense

El régimen de Daniel Ortega intensificó su discurso bélico este 29 de julio, culpando a Estados Unidos de ser el causante de conflictos globales y advirtiendo que Nicaragua está lista para la guerra, con el respaldo militar de China y Rusia.

“Nuestras relaciones con la República Popular China son extraordinarias, y ellos nos han manifestado que están listos para brindarnos todo tipo de ayuda, incluso en defensa militar”, dijo el mandatario durante el aniversario de la Fuerza Aérea y Defensa Antiaérea del Ejército.

El líder sandinista afirmó que si su país quiere defender la paz, debe estar siempre preparado para la guerra. Reiteró que las amenazas externas —en especial de Washington— son reales, y que cuentan con el apoyo de sus aliados para enfrentar cualquier escenario.

“Quieren ser amos del mundo, que todos se subordinen. Son los que provocan las guerras. Están cegados por el poder”, expresó en referencia a Estados Unidos.

Las declaraciones de Ortega llegan en un contexto en el que su régimen ya ha recibido donaciones militares de China, y ha firmado acuerdos con Poly Technologies, una subsidiaria del conglomerado estatal China Poly Group Corporation, sancionada por EE. UU. en 2024 por sus nexos con la industria armamentista rusa. La empresa dotará al Ejército de Nicaragua con nuevos equipos militares.

Además, Ortega expresó su agradecimiento a Rusia por su respaldo, sin dar detalles. En años anteriores, Moscú ya había entregado vehículos, armamento y entrenamiento a las fuerzas armadas nicaragüenses.

El discurso estuvo acompañado por un llamado a la “vigilancia revolucionaria” frente a enemigos internos. Ortega insistió en que los “terroristas y vendepatrias” serán perseguidos y castigados.

“Debemos estar atentos, no confiarnos ni un segundo. La paz se cuida con firmeza y sin titubeos”.

Mientras tanto, su régimen mantiene un control absoluto en el país: ha anulado elecciones libres, controla todos los poderes del Estado y mantiene una represión sistemática contra opositores, religiosos, periodistas y activistas.

Su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, lo respaldó con un mensaje propio:

“Nos sentimos acuerpados por las potencias del mundo. La lucha es contra el imperio yanqui, enemigo histórico de la humanidad”.

Ortega insiste en que habla de paz, pero se prepara para la guerra. Su retórica se aleja cada vez más de cualquier intento de reconciliación y se aproxima más a un modelo autoritario sostenido por alianzas con potencias antidemocráticas.