El fallecimiento del ex burgomaestre marca el fin de una era en la política local, donde pragmatismo, carisma y cercanía al poder definieron la figura de un líder que gobernó seis veces la ciudad y dejó su huella personal en la expansión urbana
La partida de Percy Fernández Áñez (1939-2025), seis veces alcalde de Santa Cruz de la Sierra, cierra un capítulo singular en la política boliviana. Ingeniero civil de profesión, fue uno de los personajes más influyentes del escenario local durante las últimas décadas. Su legado combina obras urbanísticas decisivas, un estilo irreverente de comunicación, conflictos permanentes con la prensa y un pragmatismo político que lo llevó a tender puentes imposibles con actores ideológicamente opuestos.
Aunque en la percepción pública fue ubicado en la esfera de la derecha ideológica, Fernández cultivó una relación cercana con sectores populares, incorporando a los barrios periféricos en su modelo de gestión municipal y promoviendo un discurso de inclusión. Ese compromiso social convivió con una habilidad particular para tejer acuerdos con el poder de turno, lo que no siempre fue “bien entendido” por sus opositores y detractores.
Un ejemplo de ello fue su reiterada admiración hacia el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, a quien calificó en 2015 como “un millonario, filósofo, buen tipo, que podía haberse quedado en los negocios de la minería o en el cine, pero que intentó que Bolivia sea un gran país”.
Con la misma vehemencia elogió a Evo Morales, a quien animó a repostular, apoyando el Sí en el referéndum del 21 de febrero de 2016 (21F), a pesar de la evidente inconstitucionalidad de la pretensión presidencial. “Es un buen presidente, un hermoso ser humano, un buen amigo de la patria, La patria confía en usted. Entonces, si puede, quédese”, le expresó Fernández al entonces mandatario.
Y como resultado de su carisma, esa fluctuación de posturas no debilitó su liderazgo, sino que lo consolidó como un actor inclasificable, capaz de convivir con la doctrina liberal-conservadora y con el proyecto socialista y popular del MAS.
Brillante trayectoria
El recorrido institucional de Fernández comenzó en 1977, cuando fue vicepresidente del Comité de Obras Públicas de Santa Cruz y luego primer presidente de Cordecruz durante el gobierno de Hugo Banzer. Ejerció también como ministro de Integración en la administración de Hernán Siles Suazo, en época de la UDP; senador de la República en 1989 por el MNR y presidente del Comité pro Santa Cruz en 1983. De partidos políticos de muy diversa vertiente ideológica, hasta la palestra cívica, su paso fue cómodo y sin cuestionamientos.
Su carrera municipal inició con fuerza en 1989 como candidato del MNR a la Alcaldía cruceña. Candidato invitado, a pesar de los deseos de la cúpula emenerrista de esos años.
Entre 1990 y 1995 fue elegido alcalde en tres períodos consecutivos, de dos años cada uno, siempre con la sigla del MNR. Posteriormente, volvió a ocupar el cargo, esta vez por cinco años (de enero de 2005 a enero de 2010), con la organización Movimiento de Unidad Popular (MUP).
Fue reelecto el 4 de abril de 2010 hasta el 2015, esta vez con agrupación propia: Santa Cruz Para Todos (SPT), y permaneció en la silla edil hasta 2020. En total, Fernández fue seis veces alcalde, algo inédito en la historia política boliviana.
Anteriormente, dirigió instituciones estratégicas de la región como la CRE, Cotas y Saguapac. En el ámbito cívico impulsó la primera propuesta de Ley de Gobiernos Departamentales y Descentralización, antecedente directo del proceso autonómico cruceño
Reacciones
El fallecimiento de Fernández generó condolencias transversales. El presidente Luis Arce destacó su “permanente lucha por el desarrollo del pueblo cruceño”. Carlos Mesa lo definió como “un líder excepcional, de convicciones firmes y notable generosidad”.
Samuel Doria Medina recordó su aporte urbanístico: “La Santa Cruz de hoy en parte es su hechura”. Jorge Quiroga lo calificó como “el alcalde más importante y destacado de Bolivia en la era democrática”. Manfred Reyes Villa remarcó su visión de progreso compartida.
Luis Fernando Camacho apuntó que Fernández no solo fue constructor de Santa Cruz de la Sierra del futuro, si no “un líder que amó nuestra tierra, nuestras costumbres y nuestro modelo de desarrollo”.
Evo Morales, a quien Fernández respaldó en momentos clave, expresó sus condolencias “por el profundo amor a Santa Cruz y su vocación de servicio al pueblo”.
La exalcaldesa Angélica Sosa, su más cercana colaboradora, lo despidió con un mensaje cargado de emotividad: “Usted fue, es y será siempre el mejor alcalde que pudo tener nuestra tierra”.
Un fenómeno
Para explicar el magnetismo político de Fernández, el periodista e investigador Rafael Archondo, en el prólogo de un estudio sobre casos de líderes regionales, señaló que el núcleo de su liderazgo no residía únicamente en la ejecución de obras, sino en su estilo personal: “La alegría, la ruptura de protocolos y los códigos de comunicación horizontales construyen al ‘fenómeno Percy’, más que el propio contenido del discurso”.
En 2010, al asumir su quinto mandato, Fernández condensó su filosofía de gobierno en un compromiso que definió su relación con Santa Cruz: “Quiero ser el alcalde de los nacidos en esta tierra y de los llegados a esta tierra, porque aquí, en este noble lugar, hay sitio para todos”.
La relevancia de Fernández en la historia de la capital oriental quedó plasmada en la Ley Municipal Nº 1057 de 2019, que declaró el 14 de febrero -su fecha de nacimiento- como día de regocijo de la ciudad, en reconocimiento a su trayectoria institucional.
Percy fue un político de equilibrios imposibles: liberal y popular, conservador y cercano a la izquierda, aliado del poder y al mismo tiempo gestor de políticas inclusivas. Su pragmatismo lo convirtió en una figura respetada en todas las corrientes políticas y su legado, especialmente en la transformación de Santa Cruz, trasciende las disputas ideológicas. Con su partida, la ciudad pierde a un símbolo de la política local y a un alcalde que supo construir poder sin renunciar a la cercanía con la gente.
///El DEBER///
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