Las reservas probadas de gas natural de Bolivia han registrado una caída significativa, pasando de 10,7 trillones de pies cúbicos (TCF) en 2017 a solo 4,5 TCF al cierre de 2023. El presidente de YPFB, Armin Dorgathen, explicó que la caída se debe a varios factores, entre ellos la inflación de datos por parte de las empresas petroleras antes de la nacionalización de los hidrocarburos. «Certifica Ryder Scott en 2022 4 TCF, ese es el valor de hace dos años. Y de hace un año nos certifica Degoyler & MacNaughton 4,5 TCF», indicó Dorgathen al presentar los resultados de la certificación de reservas de gas natural.
El presidente de YPFB también mencionó que la reducción de las reservas fue una sorpresa, ya que en 2004 se reportaron 25,3 TCF, un número que fue cuestionado por posibles manipulaciones. «Cada petrolera que operaba en el país podía inflar los datos para cotizar mejor en las bolsas», dijo Dorgathen. A raíz de estas irregularidades, YPFB comenzó a realizar una certificación más rigurosa de las reservas, que en 2017 aún marcaban 10,7 TCF, cifra que después se ajustó a 7 TCF por la propia evaluación de la entidad.
En cuanto a las perspectivas futuras, Dorgathen comentó que las reservas de gas podrían incrementarse ligeramente, destacando que entre 2022 y 2023 hubo un aumento de 0,5 TCF gracias a los proyectos de exploración impulsados por YPFB. «Entre 2022 y 2023 hubo un incremento de las reservas en 0,5 TCF y lo atribuyo a la política de exploración aplicada por la petrolera estatal», agregó. Para 2024, las reservas se estiman entre 4,5 y 5 TCF, siguiendo una tendencia de recuperación en los recursos.
El exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, alertó que con la caída en la producción de gas, Bolivia podría enfrentar una crisis de suministro en los próximos años. «Estamos cayendo a razón de 4 a 4,2 millones de metros cúbicos por día de forma anual de producción de gas, es decir que si quitamos esta cantidad de 4,1 o 4,2 cada año, para el 2028 vamos a necesitar importar gas natural de acuerdo a la demanda interna que tenemos actualmente», expresó Ríos, señalando la necesidad de realizar importaciones en los próximos años.
Por su parte, YPFB continúa trabajando en proyectos de exploración, como el “megapozo” Mayaya, el cual se estima tiene reservas de 1,7 TCF. Dorgathen destacó la importancia de este tipo de proyectos para asegurar el futuro energético del país. «Para 2028 vamos a necesitar importar», advirtió, anticipando que si las reservas no aumentan significativamente, Bolivia dependerá de importaciones para satisfacer la demanda interna.
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