En el Trópico de Cochabamba, seguidores de Evo Morales cavan pozos estratégicos para evitar el aterrizaje de aeronaves que puedan buscar su captura, respondiendo a la orden de aprehensión vigente contra el exmandatario, Evo Morales por un caso de trata de personas. Estos actos forman parte de una serie de medidas defensivas que incluyen una vigilia permanente en Lauca Ñ, bastión político del expresidente, donde se ha concentrado desde octubre de 2024. Los simpatizantes también se han organizado con palos y escudos metálicos, mostrando su rechazo a lo que califican como persecución política por parte del gobierno.

Líderes evistas denuncian que el operativo de captura, liderado por el ministro Eduardo del Castillo, es parte de un supuesto “Plan Negro” diseñado para desacreditar a Morales. En respuesta, diversos grupos han llegado desde diferentes regiones del país para reforzar la seguridad del exmandatario, asegurando que no cesarán hasta garantizar su protección. Mientras tanto, la justicia continúa avanzando con medidas como el arraigo nacional, la anotación preventiva de bienes y la congelación de cuentas bancarias de Morales, quien fue declarado en rebeldía tras no asistir a audiencias clave.

Morales negó este lunes haber llamado a una «lucha armada», explicando que dichas declaraciones provinieron de algunos sectores indignados con la situación política. Afirmó que su postura siempre ha estado orientada hacia la paz y la democracia, recordando el impacto del MAS en transformar las dinámicas políticas del país. No obstante, el clima de tensión entre sus seguidores y las autoridades refleja una creciente polarización que amenaza con intensificar los conflictos en la región.