El debate vicepresidencial organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) mostró dos estilos y visiones opuestas de país. Juan Pablo Velasco, candidato de Libre, defendió un enfoque tecnocrático basado en estabilidad fiscal, inversión privada y gestión eficiente. “Bolivia necesita volver a producir y exportar”, afirmó al proponer una reforma tributaria gradual e incentivos para pymes y el agro. En contraste, Edman Lara, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), apostó por una economía social y comunitaria, cuestionando el “modelo excluyente del centralismo” y defendiendo un fondo soberano para el desarrollo rural.

En educación, Velasco planteó modernizar el sistema con tecnología, bilingüismo y formación docente, mientras que Lara subrayó las desigualdades estructurales y la falta de condiciones básicas. “No hay calidad educativa cuando los niños estudian sin agua ni internet”, dijo. En salud, el candidato de Libre priorizó la gestión técnica y la digitalización, y Lara propuso fortalecer el seguro universal y crear una red de salud rural.

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El eje judicial concentró la mayor tensión: Velasco pidió independencia judicial y transparencia procesal, mientras Lara impulsó jurados sociales y auditorías populares. En cuanto a la democracia, ambos coincidieron en la necesidad de reconstruir la confianza institucional, pero con enfoques distintos: Velasco abogó por la “cohabitación democrática” y Lara por una “reconciliación real” entre regiones y sectores sociales. El debate concluyó con un contraste marcado entre el tono técnico del primero y el discurso popular y combativo del segundo.