El nuevo mandatario enfrentará desafíos en seguridad, déficit fiscal y relaciones internacionales

Tras una transición sin sobresaltos luego de su victoria en noviembre, Yamandú Orsi asumirá la presidencia de Uruguay este 1 de marzo, recibiendo la banda presidencial de Luis Lacalle Pou. Gobernará hasta 2030 un país de 3,4 millones de habitantes, reconocido por su estabilidad en la región, pero que enfrenta problemas como el aumento del déficit fiscal, la inseguridad y la precariedad laboral.

Orsi, profesor de historia de 57 años y exintendente de Canelones, asume el mando con un 53% de aprobación, pero con un Parlamento dividido. Su partido, el Frente Amplio, solo controla el Senado, mientras que en la Cámara de Diputados han irrumpido fuerzas opositoras y sectores antisistema.

En el plano económico, el nuevo presidente deberá equilibrar el crecimiento, que el FMI proyecta en 3% para 2025, con la necesidad de atender las demandas sociales sin aumentar el déficit fiscal, que cerró 2024 en -4,1% del PIB. Mantener la calificación de grado de inversión será crucial para evitar un incremento de la deuda pública, advirtió Nicolás Saldías, analista del Economist Intelligence Unit.

Otro reto será la seguridad, considerada el principal problema por el 37% de los uruguayos, según Equipos Consultores. La tasa de homicidios en el país es de 10,5 por cada 100.000 habitantes, mientras que la población carcelaria es la más alta de Sudamérica, con 445 presos por cada 100.000 habitantes. Gran parte de estos delitos están relacionados con el narcotráfico.

En cuanto a la política exterior, Orsi deberá maniobrar en un mundo polarizado, con un Mercosur cuestionado y la posible reelección de Donald Trump en EE.UU., lo que podría afectar el crecimiento de China y, por ende, a Uruguay.

La jornada de asunción comenzará con el juramento en el Palacio Legislativo ante la Asamblea General y continuará con la transferencia de mando en el Auditorio Nacional Adela Reta. Delegaciones de más de 60 países han confirmado su presencia, incluyendo al rey de España y los presidentes de Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Paraguay y República Dominicana. No se espera la asistencia de mandatarios de Cuba, Nicaragua y Venezuela, a quienes Lacalle Pou rechazó invitar por considerarlos «dictadores».

El nuevo jefe de gabinete, Alejandro Sánchez, calificó la investidura como “una fiesta de la democracia”, destacando los 40 años de institucionalidad ininterrumpida en Uruguay desde el fin de la dictadura en 1985.