El conflicto entre India y Pakistán volvió a escalar con ataques aéreos y artillería en la región de Cachemira, donde India bombardeó “campamentos terroristas” en territorio paquistaní. El gobierno de Islamabad denunció la muerte de 26 civiles, incluidos niños, y daños graves en una planta hidroeléctrica. Además, aseguró haber derribado cinco aviones indios. India responsabiliza a Pakistán del atentado del 22 de abril, mientras que Islamabad lo niega y exige una investigación independiente.

Ambos países intercambiaron fuego en la frontera de facto. En Poonch, localidad india, al menos ocho personas murieron y otras 29 resultaron heridas por disparos desde Pakistán. Testigos narraron que “llovían proyectiles” durante la noche. India acusa al grupo yihadista Lashkar-e-Taiba, con sede en Pakistán, de perpetrar el atentado inicial en Pahalgam, lo que habría motivado esta ofensiva.

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La comunidad internacional expresó preocupación. Estados Unidos, China y la ONU pidieron evitar una nueva escalada y trabajar por la paz. Mientras tanto, el primer ministro pakistaní advirtió que “la represalia ya ha comenzado”. Por su parte, Modi anunció que India paralizará el flujo de agua hacia Pakistán, una medida que Islamabad calificó como “acto de guerra”.