La reciente decisión del Gobierno de suspender indefinidamente la exportación de aceite para priorizar el abastecimiento interno y estabilizar los precios ha intensificado el clima de incertidumbre en el sector agrícola. Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), expresó su preocupación, señalando que esta medida se suma a un año ya complicado para los productores debido a la falta de diésel, el alza de insumos y pérdidas económicas considerables. Hernández destacó que el incremento de los costos de producción, que oscila entre el 60% y el 70%, está directamente relacionado con la escasez de divisas y combustibles, factores que ya comprometían la estabilidad del sector.
La paralización de las exportaciones no solo afecta la seguridad económica de los productores, sino que también pone en riesgo la competitividad del país en mercados internacionales. Según Hernández, esta medida amenaza la continuidad de la cadena productiva oleaginosa, impactando no solo a los agricultores, sino también a proveedores de insumos, transporte y maquinaria. Además, durante la actual cosecha de invierno, que se espera produzca unas 600 mil toneladas de grano, los productores enfrentan una incertidumbre creciente respecto al destino de su producción y la rentabilidad de su esfuerzo.
El Gobierno justificó la decisión como una acción necesaria para proteger a los consumidores ante la escasez y el aumento desmedido de precios en el mercado interno, con casos de venta de aceite a Bs 20 por litro. Sin embargo, los actores del sector advierten que esta política podría tener consecuencias devastadoras si no se revierte, afectando a más de 14 mil productores en diferentes escalas y comprometiendo la producción de alimentos esenciales. Los productores urgen un diálogo con las autoridades para encontrar soluciones que equilibren las necesidades internas sin sacrificar los mercados externos ni la sostenibilidad del sector.
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