La economía de Bolivia se enfrenta a un desafío sin precedentes debido a la escasez de dólares, lo que ha llevado a los importadores a buscar divisas en el mercado negro. Este cambio en la dinámica ha provocado que el tipo de cambio oficial sea ignorado en las operaciones de comercio exterior, lo que a su vez ha llevado a una depreciación del boliviano, especialmente en las regiones fronterizas.

Las entidades financieras han aumentado las comisiones por transferencias en dólares al exterior, una situación que ha sido admitida por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI). Según el economista Germán Molina, este aumento en las comisiones no solo eleva los costos de los productos importados, sino que también implica que el tipo de cambio oficial ya no se reconoce en el comercio internacional.

El economista Gonzalo Chávez comparte una opinión similar, afirmando que el incremento del costo de la transferencia ha llevado a que el tipo de cambio efectivo para los importadores haya subido a 7,65 bolivianos por dólar. Este valor se ha convertido en la referencia para el mercado paralelo de divisas.

La predominancia del tipo de cambio paralelo también implica una depreciación de la moneda boliviana, especialmente en las regiones fronterizas donde los bolivianos deben pagar más para comprar dólares. Esta situación continuará hasta que se restablezca el stock de reservas internacionales del Banco Central de Bolivia, una tarea que se ha vuelto difícil debido a la demora en la aprobación de créditos externos por parte del Legislativo.

El presidente de la Federación de Entidades Empresariales Privadas Cochabamba (FEPC), Luis Laredo, informó que las entidades bancarias están restringiendo el retiro de dinero en moneda extranjera a 200 dólares por semana. Esta situación ha puesto en vilo al sector privado, ya que afecta los precios de los productos.