La falta de empleo y la asfixia por la crisis económica ha hecho que el 70% de profesionales dejen de lado su formación académica para buscar sobrevivir en otros rubros

Tarija atraviesa una transformación silenciosa pero profunda. En sus calles ya no sorprende encontrar a ingenieros, arquitectos o licenciados vendiendo empanadas, manejando taxis o instalando antenas de televisión por cable. Lo que en otra época podría haberse tomado como una excepción, hoy es una norma. Siete de cada 10 profesionales en el departamento han migrado al sector informal, según datos de la Federación de Profesionales de Tarija.

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La causa es clara, no hay empleo, o al menos no uno que valore la formación académica. Los profesionales no tienen dónde aplicar lo que aprendieron y muchos ni siquiera encuentran oportunidades laborales mínimas.

A criterio del presidente de la Federación de Profesionales de Tarija, Rodolfo Caballero, el Estado ha fallado en generar políticas sostenidas de empleo, especialmente para el sector profesional, que termina por alimentar al comercio informal.

Formación que no se usa

Caballero detalla que del 70% que ha migrado al sector informal, un 40% estaría directamente desempleado y sin ninguna actividad estable. “Tengo colegas arquitectos que ahora trabajan de mecánicos”, relata, a tiempo de advertir que ahora no hay proyectos y el sector público –que era el que más movimiento generaba- está estancado, así como la inversión.

El impacto no discrimina profesión. Ingenieros, abogados, economistas, licenciados en educación o comunicación, todos enfrentan el mismo destino. La crisis golpea sin distinción. La falta de obras públicas y el achicamiento del aparato estatal, que históricamente absorbía una buena parte del recurso humano profesional en Tarija, ha sido un golpe directo al corazón del empleo calificado.

Éxodo profesional

Uno de los sectores golpeados es el de la construcción. La bonanza de años anteriores quedó atrás. Hoy, muchos ingenieros y arquitectos han optado por migrar al eje central del país —donde hay más movimiento económico— en busca de proyectos o contratos. Caballero señala que quienes se quedan están prácticamente sobreviviendo, y algunos se están reinventando como comerciantes, otros como transportistas.

La situación actual ha llevado también a un creciente desánimo. “Cuando hacemos un análisis general sobre los eventos y políticas que se dan en Tarija para generar infraestructura, políticas sociales, educación, salud, no las podemos encontrar”, indicó.

Lo informal

En paralelo al éxodo de profesionales hacia el sector informal, el gremial crece sin freno. Enoc Ocampo, miembro de la Federación de Trabajadores Gremiales de Tarija, confirma que el comercio se ha convertido en un “refugio” frente a la falta de empleo. Explica que todos los días hay más gente queriendo vender algo, ocupar una esquina o buscar espacio en una feria, se trata de profesionales, exfuncionarios, padres de familia, jóvenes recién egresados.

Pero ni siquiera este sector escapa a la crisis, Ocampo señala que las ventas están bajas y los ingresos ya no alcanzan, y muchos gremiales también están migrando, buscando mejores oportunidades en la frontera con Bermejo, en ciudades del eje central e incluso fuera del país.

En complemento, Caballero menciona que la actual coyuntura del país todavía no permite ser optimista, esto debido a que dentro de las políticas que ofrecen los candidatos presidenciales, no se encuentran elementos claros de fortaleza al sector profesional, lo que genera mayor preocupación, ya que los grandes cambios que pide la población pueden ser ejecutados por el sector profesional.

“Si no hay meritocracia, si no hay respeto, y por el contrario, hay abusos arbitrarios, no vamos a poder lograr esa transformación”, indicó.

///EL PAIS///